02 diciembre 2011

«Los Bosques en España» Presentación por el Subdirector General y responsable del Departamento Forestal de la FAO

El Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE) ha preparado el presente capítulo especial sobre bosques, en el marco de su Informe Sostenibilidad en España 2011, con ocasión dela celebración del Año Internacional de los Bosques. La Asamblea General de Naciones Unidas acordó en 2006 celebrar en 2011 este importante evento. A lo largo del año se han multiplicado las iniciativas públicas, privadas y a todos los niveles para elevar la conciencia social sobre la realidad de los bosques y sus vitales aportaciones a la calidad de vida y al funcionamiento del Planeta con el objetivo de situar a los bosques en el centro del debate social y, por ende, político. En este marco quisiera agradecer al OSE su oportuna iniciativa.

A lo largo de este informe un panel de prestigiosos autores describen la situación de los bosques tanto a escala global como española, sus amenazas, especialmente relacionadas con el cambio climático, así como estrategias de gestión forestal sostenible y de restauración forestal.

El momento actual no puede ser más oportuno, más allá de la celebración del Año Internacional de los Bosques. Por un lado y por primera vez se observa una clara tendencia de ralentización de la deforestación a escala mundial e incluso en dos importante regiones como son Asia y el Cercano Oriente, la deforestación se ha superado y los bosques están ampliando su extensión como ya lo venían haciendo desde hace un siglo en Europa y más recientemente en Norteamérica.
Pese a haber quedado relegados en una primera instancia en el Convenio de Kyoto, la evidencia del rol clave de la vegetación y especialmente de los bosques en el balance de carbono de la atmósfera junto a una acción coordinada de diferentes organismos forestales a escala internacional - entre los que destaca la celebración del Forest Day organizado por el Partenariado Colaborativo de Bosques durante las COP de la Convención Marco de Cambio Climático (UNFCCC) - ha permitido corregir esta situación. De hecho uno de los primeros grandes acuerdos para el futuro acuerdo global sobre cambio climático que substituya a Kyoto ha sido el mecanismo REDD+ (reducción de emisiones procedentes de deforestación y degradación forestal) aprobado en la pasada Cumbre de Cancún.

REDD+ permitirá cuando esté plenamente implementado reducir significativamente las emisiones de carbono a un coste altamente competitivo a la vez de asegurar importantes co-beneficios ambientales y sociales. Los países en vías de desarrollo recibirán una compensación proporcional a las reducciones adicionales de emisiones que vayan más allá de la línea de base o referencia (escenario business as usual). El reto ahora es conseguir el acuerdo global post-Kyoto que permita financiar los correspondientes flujos financieros estimados en al menos 30.000 millones $/año de los mercados de emisiones evitando lastrar los menguados presupuestos de cooperación debido a la crisis económica.

No obstante, si se pretende ganar la batalla al cambio climático, es necesario, junto a objetivos ambiciosos de reducción de emisiones de carbón fósil y la reducción de la deforestación en los países tropicales, reconocer el rol de sumidero de los bosques templados y boreales de los países desarrollados que ya hoy compensan considerablemente sus emisiones. Europa actualmente secuestra más del 10% de sus emisiones de carbono gracias al aumento de la superficie forestal y de sus existencias de carbono/ha. Por ello deben desarrollarse mecanismos en el marco de LULUCF que permitan reforzar la ya significativa capacidad de secuestro de los bosques templados y boreales.

En segundo lugar, los escenarios de crecimiento de la población mundial hasta 9.000 millones de personas en 2050, la mejora cualitativa y cuantitativa de la dieta prevista y deseable y la transición hacia modelos energéticos más sostenibles (energías renovables) condicionan un escenario con una presión considerable sobre el territorio tanto para suministrar alimentos, como materias primas renovables y bioenergía. Ello obligará a optimizar los usos del territorio identificando áreas degradadas o infrautilizadas para su restauración, zonas de uso potencial agro-forestal, así como el aprovechamiento coordinado de los subproductos como materia prima y/o bioenergía.

Metodologías como el análisis del ciclo de vida pueden permitir optimizar los usos entre el destino material o energético siguiendo un modelo de cascada. En todo caso las diferentes demandas sociales (biodiversidad, carbono, suelo, agua, paisaje, materias primas) deberán de combinarse de forma inteligente y en sinergia, mucho más que separadamente, dada la creciente limitación espacial. De hecho las zonas del Planeta donde antes se ha impuesto una gestión sostenible de los recursos naturales son precisamente las más pobladas porque allí se aprecia e integran con mayor facilidad los límites del espacio en el bagaje cultural.

En tercer lugar si existe un ámbito que no ha recibido suficiente atención hasta la fecha, han sido los bosques secos que constituyen un 25% de los bosques del Planeta. Sus amenazas por el cambio climático y la pérdida de suelo fértil son mucho más serias que las de cualquier otra zona y por el contrario las potencialidades de restauración son en general más viables al tratarse en muchos casos de deforestaciones históricas. Con ello además se estabilizan socialmente países inestables y a largo plazo se restaura el suelo y se puede llegar a mitigar el cambio climático moderadamente gracias a las grandes extensiones disponibles.

En cuarto lugar se observa un creciente reconocimiento a la necesidad de prestar más atención a los aspectos sociales y culturales de los bosques. Entre ellos destaca la necesidad de implementar políticas forestales y de recursos naturales más participativas, involucrar a las comunidades locales en la gestión forestal y establecer mecanismos financieros innovadores como el pago por servicios ambientales. Se ha constatado que los mejores índices de conservación forestal incluida biodiversidad no se dan en las zonas bajo gestión estatal o espacios protegidos sino en aquellos gestionados por comunidades locales. Por ello, los procesos cuidadosos de devolución de las responsabilidades de la gestión forestal a las poblaciones locales, en muchos casos indígenas, están recibiendo un impulso destacado que requiere de mecanismos de apoyo destinados al refuerzo de las capacidades. El implícito aumento de bosques de propiedad gestión privada o comunal requiere de mecanismos financieros que permita a estas poblaciones asumir la provisión de servicios ambientales - externalidades positivas - clave para la sociedad. Al igual que en la política ambiental clásica destinada a la reducción de las externalidades negativas, la solución pasa por la internalización de las externalidades aunque en este caso sean de signo contrario. El pago por servicios ambientales implantado a gran escala forestal por primera vez en 1996 en Costa Rica ha dado excelentes resultados y se está extendiendo a muchos otros países, curiosamente menos en Europa donde especialmente en el área mediterránea y alpina estaría muy indicado.

Quisiera finalizar recordando que el principio de sostenibilidad que define este informe tiene un evidente origen forestal. Hace casi 300 años, en 1713, Karlowitz lo definía por primera vez como Nachhaltigkeit en alemán y supuso el fundamento teórico para el arranque de la ciencia y gestión forestal moderna. Definido como el uso por la gestión actual de los recursos forestales de tal manera que no consuma ni condicione los derechos de las futuras generaciones constituyó sin duda una de las más preclaras contribuciones de la Ilustración europea al progreso de la Humanidad. En un recurso donde la tasa de reposición es muy baja y el capital y la renta son idénticos la genialidad de la relación virtual, entre el crecimiento anual en los anillos de los árboles y el aprovechamiento de un volumen concentrado equivalente supuso un cambio radical en el uso de los bosques que se expandió rápidamente hacia todos los continentes. La progresiva mutación de este principio, especialmente gracias al Informe Bruntland de 1987 no ha modificado los aspectos substantivos del principio.
Únicamente me resta desear al lector una amena e instructiva lectura de este oportuno informe sobre nuestros bosques



Documentos:


fuente: Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE)

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