06 diciembre 2011

La procesionaria amenaza la masa forestal de Santa Casilda (Burgos)

visto en elcorreodeburgos.com


GERARDO GONZÁLEZ / Briviesca
El futuro de la abundante masa forestal de pinos del entrono del santuario burebano de Santa Casilda está en riesgo tras una inusitada proliferación de la oruga procesionaria. Este voraz insecto, que ataca principalmente a los pinos, siempre ha estado presente en la zona pero en apenas un año se ha extendido de forma muy preocupante alcanzado zonas hasta hace poco libres de ellas. De hecho, hace unos años se llevó a cabo una contundente acción en la zona con el objeto de frenar la progresión de la oruga que resultó muy eficaz.

El paso del tiempo, y posiblemente la meteorología irregular, ha facilitado que resurja con mayor virulencia este dañino insecto en la zona. Según los conocedores del entorno el pasado año la presencia de bolsones se limitaba en buena medida a la zona donde se ubica el mirador panorámico, a unos dos kilómetros del santuario.
Actualmente, esta plaga se ha desplazado hasta las masas de pinos del Pozo Negro e incluso de las estribaciones de la peña donde se asienta el propio santuario.

Por su forma de anidar, los bolsones blancos son perfectamente visibles en la parte alta de los pinos allá donde se mire incluso en ejemplares solitarios a más de cien metros de las masas más pobladas.
Los conocedores del entorno temen que de no realizarse un amplio, temprano y efectivo tratamiento contra estas orugas, en un plazo medio de tiempo, el entrono del santuario podría perder el grueso de su masa de pinos por la procesionaria.
Recuerdan que esta zona ya fue deforestada en unas amplias zonas con la ubicación de los molinos eólicos y temen que en pocos años los pinos corran la misma suerte.

A ello se suma el riesgo que la presencia de la procesionaria supone para la salud de las personas ya que cuentan con una toxina muy irritante.
En la pasada primavera ya se constató la presencia en amplias zonas de la comarca burebana una preocupante presencia de la oruga que descendía de sus bolsones para desplazarse en busca de otros pinos.
El aumento de los senderistas y paseantes por estos pinares y el contacto los dardos urticantes de este gusano causaron en algunas personas un proceso alérgico que requirió tratamiento médico.

Las víctimas de esta oruga presentaban las habituales hinchazones y habones que requieren tratamiento durante más de dos semanas. La presencia de esta oruga en la zona de Santa Casilda, donde de forma habitual se reúnen familias en sus salidas campestres, añade un sensible aumento del riesgo de verse afectados por estas dolorosas alergias. Estas son especialmente preocupantes en el caso de niños, ancianos y personas con cuadros alérgicos así como con las mascotas. Estas últimas, en especial los perros, pueden sufrir graves daños si lamen a las orugas ya que en pocos minutos hinchan la lengua del can y pueden provocar la asfixia del animal.

Para frenar y erradicar a la procesionaria existen una amplia variedad de técnicas aplicables dependiendo de la época ya que atacan de formas distintas a la oruga.
Dado que se acerca la época invernal los especialistas recomiendan el uso de insecticidas químicos convencionales que contienen piretroides como materia activa.
El tratamiento químico de los bolsones se lleva a cabo mediante la pulverización directa con el insecticida usando mochila pulverizadora para árboles pequeños y medianos o un cañón pulverizador sobre vehículo todoterreno para alcanzar gran altura.
Los tratamientos con productos deben complementarse con la eliminación mecánica de los bolsones. En el caso de que la altura del arbolado no permita cortarlos, los bolsones pueden romperse con perdigón para que las orugas mueran con el frío del invierno al carecer de la protección.
Si estos sistemas no pudieran aplicarse o como medida complementaria se pueden instalar a cierta altura del tronco un cono con plástico semirrigido alrededor del mismo. Esto les interrumpe el descenso e impide que las orugas se entierren en el suelo muriendo de inanición en su interior. Unas pequeñas perforaciones en la parte baja del plástico para la evacuación del agua de lluvia que pudiera acumularse en su interior.

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