15 noviembre 2011

Castilla y León consigue clonar pinos 'in vitro' que quintuplican la producción de resina

visto en elnortedecastilla.es

Grandes incubadoras de 'árboles-bebé' que crecen de manera programada y que están diseñados para desarrollar unas determinadas cualidades, en este caso, producir hasta 25 o 30 kilos de resina por pie, en lugar de los cinco o seis habituales. El Vivero Forestal Central de Castilla y León, dependiente de la consejería de Fomento y Medio Ambiente, se ha convertido en el primero de España en conseguir reproducir 'in vitro' pinos resineros cuya producción de esta sustancia multiplican por cinco la habitual.

El proceso no es sencillo y es fruto de una larga investigación en la que están implicados los trabajadores del Vivero para los que estos árboles, aún en miniatura, son casi como sus propios bebés, los enseñan con orgullo y hablan, ilusionados, sobre la mejora 'de salud' de uno de ellos que ha pasado de un preocupante color marrón a un saludable verde. Son los seis primeros ejemplares de 'Pinus pinaster' que salen del laboratorio de cultivo 'in vitro' de este centenario vivero. Dentro de un mes, se convertirán en 12 y así continuará la multiplicación, casi hasta el infinito.

Este pionero experimento responde a una resolución del Pleno de las Cortes de Castilla y León que, en abril del año pasado, acordó instar a la Junta a crear la Mesa de la Resina y a elaborar un plan estratégico centrado, entre otros, en la mejora genética de los pinares o en la búsqueda de la competitividad y la calidad, como parámetros fundamentales, fomentando la producción de resina autóctona.

Los pinos resineros que ahora se clonan son fruto de una selección de grandes productores de resina que comenzó hace dos décadas. De los mejores se ha cogido una piña o un piñón y se ha multiplicado de manera vegetativa, es decir, a través de pequeñas partes de la propia planta que generan un nuevo árbol, y no con semillas, ya que, en el proceso de polinización, no se conoce el 'padre' de la criatura que poliniza a la 'madre' y eso puede provocar pérdida en la calidad del futuro pino. Se trata de mantener la forma y la calidad del árbol del que proceden. Los mejores ejemplares que ahora se reproducen 'in vitro' han llegado desde Segovia y, para que se mantenga su alta producción de resina, se multiplican en unas condiciones de máxima esterilidad. Ningún hongo o bacteria puede contaminar a la pequeña planta, muy sensible a cualquier ataque. Por eso, este Vivero cuenta con un edificio que bien podría pasar por hospital. Bata, guantes, zonas estériles, grandes bidones que alcanzan mucha temperatura y presión para matar a los microorganismos no deseados y un olor a limpio que impacta al entrar. Así, es el edifico que alberga el laboratorio de cultivo 'in vitro'.

Los Pinus pinaster grandes productores de resina son el último éxito de un equipo que sabe mucho de plantación y reproducción de madera, no en vano, de estas instalaciones salen anualmente más de cinco millones de plantas con destino a las superficies forestales de la comunidad. Esas plantas, por ejemplo, son las que durante cinco años se han regalado a los agricultores que perciben ayudas de la PAC y que deben contar, al menos, con un árbol por cada hectárea susceptible de recibir estas subvenciones.

Maderas de calidad
Castilla y León es la Comunidad con mayor superficie forestal de España con casi cinco millones de hectáreas, de ellas alrededor de tres son arboladas. Por eso, no es extraño que de aquí haya salido también un hito en investigación, un programa de producción de madera de calidad. Especies naturales, explica, entusiasmado, Armando Herrero, jefe del Servicio de Restauración de la Vegetación de la consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta, diseñadas para que «sean buenos productores de madera de calidad».

Durante años, el Centro de Experiencias Forestales que la Junta tiene en Soria, seleccionó dentro de las ingentes masas naturales de Castilla y León, las «especies más apreciadas para producir madera de calidad» como el cerezo, el nogal, el fresno o el serbal. A partir de 2002, el proceso continuó con un programa de mejora genética que ha permitido seleccionar, hasta el momento, los cuatro mejores cerezos para producción de madera, es decir, ejemplares que crezcan rectos y que no tengan problemas de enfermedades, ni se vean afectados por plagas. Esos cerezos se «han multiplicado de forma masiva», son árboles autóctonos de Castilla y León, salidos de nuestras «masas forestales», en un terreno y un clima al que han demostrado estar adaptados y, eso «es una gran ventaja» frente a los ejemplares que se puedan importar, porque ya «están adaptados» al terreno, están «preparados para soportar las condiciones climáticas de Castilla y León».

Por ejemplo, un cerezo americano podría producir más madera, pero podría no sobrevivir a las extremas temperaturas del invierno o el verano, o morir debido a una plaga que, en Estados Unidos, no existe. El objetivo al extraer los ejemplares de nuestros bosques es «dar la garantía» de que la planta va a sobrevivir.
Que sean cuatro los ejemplares elegidos no es casual, se debe a que el territorio de la comunidad se ha divido en ese número, en función de su clima y su terreno, con esas cuatro variedades se cubren «todos los condicionantes ecológicos de Castilla y León». Así, por ejemplo, para la comarca del Bierzo (León), el árbol que mejor se adapta a sus condiciones es el denominado 'Salamanca'.

La multiplicación de serbales
El Vivero Forestal Central ha desarrollado una técnica de cultivo 'in vitro', que permite hacer clones sobre una parte del material inicial, «sobre una yema o un meristemo, una parte muy pequeña que se mete en un medio con unas determinadas condiciones y se multiplica masivamente para que sean réplicas iguales».

Los primeros 'retoños' que salieron del laboratorio de este vivero fueron los cerezos, los últimos los pinos resineros -que están comenzando el camino- y, en el medio, se ha logrado la multiplicación de los serbales, una planta, explica Herrero, «más rústica y que necesita menos cuidados que el cerezo» y con una madera aún poco conocida, pero con un gran potencial.

En el caso de los serbales, con dos ejemplares se logra cubrir todo el territorio de Castilla y León. Técnicamente, se dice que tiene una mayor «amplitud ecológica». Esta investigación se encuentra ahora en el proceso de «depuración de la selección» para que, posteriormente, reciba la aprobación y entre a formar parte del catálogo nacional y el europeo de madera de calidad, del que ya forman parte los cerezos. Esta certificación llegará, si todo sale según lo previsto, antes de que termine este 2011.

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