29 octubre 2013

Parque Natural de los Alcornocales



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En el Parque Natural de los Alcornocales se agrupa un complejo de sierras donde se desarrolla, en excelente estado de conservación, el mayor alcornocal de la Península Ibérica y uno de los más importantes del mundo. Este árbol de carácter mediterráneo, con aspecto generalmente desnudo por la entresaca del corcho, es uno de los elementos más representativos de nuestros bosques y ha alcanzado esta situación privilegiada gracias al aprovechamiento racional de este recurso, explotado desde tiempos inmemoriales.

El atractivo natural de este Parque no finaliza aquí, ya que acoge unos bosques galerías excepcionales, capaces de transportarnos a regiones subtropicales ausentes en la actualidad del continente europeo, al estar formados por especies típicas de estos ambientes que han encontrado en este lugar un refugio adecuado para desarrollarse. Se localizan en los denominados «canutos», valles profundos y estrechos excavados por los ríos.

Las 167.767 ha que ocupa el Parque se distribuyen desde Tarifa, en el sur de la provincia de Cádiz, hasta Cortes de la Frontera en el noroeste de la provincia de Málaga. En su mayoría están colonizadas por alcornoques, en ocasiones mezclados con acebuches, quejigos, robles melojos... dependiendo de las condiciones de humedad y tipo de sustrato. El alcornoque es un árbol típico de la cuenca mediterránea que ha adquirido adaptaciones singulares para sobrevivir en este clima. Posee raíces profundas para captar agua con mayor facilidad y las hojas tienen una cutícula dura que impide el exceso de transpiración y por tanto la pérdida de agua a través de la superficie. Por último, la corteza de corcho actúa como capa protectora contra el fuego, pues en la región mediterránea existe un fuerte riesgo de incendio durante la época estival.

El matorral que coloniza las laderas es generalmente el resultado de la degradación del bosque originario, constituido por quejigos y robles. Sin embargo en ocasiones se desarrolla sobre superficies azotadas por el viento o bien sobre suelos muy pobres donde el bosque no puede prosperar. Está constituido por lentiscos, jaras, brezos, cantuesos, torviscos y majuelos, entre otros especies típicas del clima mediterráneo.

Estas sierras presentan gran riqueza en rapaces contabilizando hasta un total de 18 especies. Las mejor adaptadas a este tipo de bosque son las águilas calzadas, culebreras y ratoneras, azores, gavilanes y cárabos. En las lajas y tajos de la sierra se localizan rapaces rupícolas como el buitre común, el alimoche, el águila perdicera, el búho real, halcones peregrinos y cernícalos.

Los canutos suponen auténticos bosques subtropicales, hoy día desaparecidos del continente europeo salvo en Turquía y España. Estos valles excavados por los cauces fluviales están formados por laurel, rododendron, avellanillo, durillo, aliso, acompañados por acebo, y ejemplares de helechos poco comunes en nuestros bosques. La fauna que habita en estos arroyos está compuesta por mirlos acuáticos, martín pescador, aviones zapadores, etc.

La presencia humana en el Parque data de épocas remotas, como señalan las pinturas encontradas en las lajas de las serranías. Más tarde los colonizadores mediterráneos, fenicios y griegos, desembarcaron en estas costas estableciendo contactos comerciales con los indígenas. Los romanos transformaron los bosques y fundaron ciudades como Oboa (Jimena de la Frontera ) y Lascuta (Alcalá de los Gazules). Ya en la Edad Moderna los bosques fueron preservados por los musulmanes que realizaron trabajos de conservación.

La extracción del corcho es un recurso ancestral, que aún hoy se realiza de forma muy similar. El período de descorche debe coincidir con la máxima actividad vegetativa para que el árbol se recupere lo más pronto posible. Es llevado a cabo por cuadrillas que viven en el monte mientras dura la operación. Obreros especializados realizan la «pela» y van apilando las «panas» que serán trasladadas mediante caballería para más tarde pesarlas y clasificarlas. Junto a este recurso se realiza la cría de cerdo en montanera, cabras, vacas y ganadería brava.

La gastronomía de la zona, de gran riqueza, está vinculada a los exquisitos productos del campo como las tagarninas, cabrillas, caracoles, hongos, acompañados de ricas carnes de venado, jabalí y perdiz, todo aderezado con las plantas aromáticas que crecen de forma espontánea como el laurel, orégano, poleo, etc.

Los artesanos se dedican en especial a la guarnicionería, la palma y la madera, destacando los dornillos hechos en madera de fresno.

Más información:

Mapa de vegetación del Parque Natural de Los Alcornocales
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Fuente: juntadeandalucia.es

Vídeo muy recomendable por su interés audiovisual e instructivo:



28 octubre 2013

Catálogo de Montes de Utilidad Pública de Extremadura



La superficie de Montes de Utilidad Pública en Extremadura es de unas 183.000 ha, repartidas en 174 montes.

En la provincia de Badajoz hay 55 montes de utilidad pública, que abarcan una superficie de 62000 hectáreas, siendo la comarca de La Siberia la que posee un mayor porcentaje con aproximadamente el 60% de la superficie de los MUP de la provincia y donde se encuentran las masas más importantes de pino piñoneo (Pinus pinea) en Extremadura. También se encuentran en los montes de utilidad pública de Badajoz otras formaciones como el pino resinero (Pinus pinaster), zonas adehesadas de alcornoques (Quercus suber) y encinas (Quercus ilex) acompañadas por matorral mediterráneo como el madroño, lentisco, olivilla, labiérnago…etc.

En la provincia de Cáceres, el número de montes de utilidad pública es de 119, ocupando una superficie de unas 121.000 hectáreas siendo las comarcas destacadas en cuanto a la superficie catalogada las de Hurdes (40.000 ha) y Gata (36.000 ha). Destacan como formación predominante en los montes de Cáceres las masas de pino resinero (Pinus pinaster), junto con otras formaciones vegetales como melojares, alcornocales, castañares y otras más relevantes por su singularidad e importancia ecológica como tejares, piornales e incluso especies relicticas de los bosques de laurisilva que ocupaban la península ibérica durante el terciario, como el loro (Prunus lusitanica) localizado en el monte de U.P nº 146 denominado Ventosillas.

Es destacable que en torno a un tercio de la superficie de los MUP están incluídos en Áreas Protegidas de Extremadura.

Los montes de utilidad pública de Extremadura por provincias son los siguientes:



Fuente: www.extremambiente.es Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía. Junta de Extremadura

23 octubre 2013

Oro en los árboles


 Un grupo de científicos australianos ha descubierto que los árboles que hunden sus raíces sobre depósitos de oro enterrados a gran profundidad muestran concentraciones de ese valioso elemento superiores a las normales. El hallazgo, descrito en Nature Communications, puede resultar de gran ayuda en la búsqueda de yacimientos minerales, ya que supone un indicio de su existencia sin que haga falta excavar. Desde hace tiempo, los científicos han tenido indicios de que los árboles y otros tipo de vegetación sacan el oro de la tierra y lo transportan a sus hojas, pero no había evidencias claras. Las partículas de oro podrían pegarse a las hojas después de ser empujadas por el viento. Para comprobar esta teoría, científicos de la Organización Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO, la agencia científica nacional de Australia) recogieron hojas, ramas y cortezas de los árboles de eucalipto que crecen sobre un conocido yacimiento de oro en Australia Occidental. El depósito, en la actualidad sin explotar porque es demasiado pequeño para ser rentable, se encuentra a unos 30 metros por debajo del suelo.

El equipo reunió partes de los árboles que crecen a 200 metros de la mina. Aunque las concentraciones de oro en la vegetación son habitualmente menos de 2 partes por mil millones, las hojas secas de los árboles que crecían sobre el depósito de mineral tenían niveles que alcanzaban las 80 partes por mil millones.

PEPITAS VEGETALES

Los eucaliptos que crecen sobre un depósito hundido 35 metros bajo tierra tenían 20 veces más oro en las sustancias gomosas de sus hojas que los árboles que crecían a 800 metros del lugar. Para confirmar que no era el viento el que arrastraba el oro, los científicos aislaron los árboles en una especie de invernadero. Como sospechaban, los árboles absorbieron el oro del suelo, como lo hace con cualquier otro nutriente, y lo depositaron dentro de sus hojas.

Eso sí, hay que encontrar la mina para hacerse rico, no basta solo con el árbol. Aunque las concentraciones de oro en las hojas son mucho más altas de lo normal, las partículas son todavía escasas y pequeñas. Incluso las más grandes, que el equipo bautizó con humor phytopepitas (pepitas vegetales) no tenían más de 8 micrómetros de diámetro, aproximadamente la mitad del diámetro del cabello humano más fino. El oro no puede extraerse de los árboles, pero los científicos creen que puede servir de señal para localizar depósitos escondidos bajo sus raíces. Los prospectores no perderían dinero en excavaciones y no causarían daños al medio ambiente, según explican. Una razón más para considerar a los árboles un auténtico tesoro.

Autor: Judith de Jorge


Fuente: madridmasd.org

16 octubre 2013

The birds of Spain





Según indica el autor de este maravilloso vídeo, estas son las especies que salen en el mismo por orden de aparición:

- Bubo bubo, Gypaetus barbatus, Tichodroma muraria, Chersophilus duponti, Otis tarda, Falco naumanni, Pterocles orientalis, Bucanetes githagineus, Cercotrichas galactotes, Aquila adalberti, Sylvia hortensis, Aegypius monachus, Cyanopica cyana, Galerida theklae, Sturnus unicolor, Dryocopus martius, Dendrocopos leucotos, Phylloscopus bonelli, Serinus citrinella, Montifringilla nivalis, Pyrrhocorax graculus, Prunella collaris, Luscinia svecica, Merops apiaster, Upupa epops, Circus pygargus, Larus genei, Porphyrio porphyrio, Oxyura leucocephala, Marmaronetta angustirostris, Phoenicopterus ruber-Platalea leucorodia, Grus grus.


El Gobierno de Extremadura promueve actuaciones para la prevención y el control del nematodo del pino

Monochamus galloprovincialis male up
Monochamus galloprovincialis ♂ adulto

El Consejo de Gobierno extremeño ha autorizado el encargo de actuaciones para la prevención y el control del nematodo del pino en montes de la Sierra de Gata a la empresa pública de Transformación Agraria, S.A. (TRAGSA)

El presupuesto para este fin son 329.902,72 euros, cofinanciados en un 70% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), y la empresa tendrá un plazo de ejecución de 21 meses desde que le sea comunicado el encargo.

 Las citadas actuaciones van enfocadas a la prevención de la propagación del Bursaphelenchus xylophilus (nematodo del pino), en las masas forestales de Pinus pinaster, de alto valor económico, social, paisajístico y protector hidrológico, que se ven afectadas por esta enfermedad en el norte de la provincia de Cáceres, en concreto, en la comarca de Sierra de Gata. Están encaminadas a evitar la propagación y control del vector de la enfermedad mediante la identificación y tala en toda la zona demarcada de aquellas plantas sensibles en las que se ha comprobado la presencia el NMP, así como las plantas muertas, con mala salud o que se hallen en zonas afectadas por incendio o tormentas.

Como consecuencia del positivo detectado en un pie de Pinus pinaster en febrero de 2012, en el monte Barroco Toiriña, en el término municipal de Valverde del Fresno, se publicó la resolución de 17 de febrero de 2012, de la DG de Agricultura y Ganadería, por la que se declara contaminada por el nematodo de la madera del pino determinada planta sensible ubicada en el término municipal de Valverde del Fresno y se establece una zona demarcada de 20 kilómetros de radio, adoptándose diversas medidas fitosanitarias para la erradicación y control del organismo nocivo.El Consejo de Gobierno extremeño ha autorizado el encargo de actuaciones para la prevención y el control del nematodo del pino en montes de la Sierra de Gata a la empresa pública deTransformación Agraria, S.A. (TRAGSA)

Bursaphelenchus xylophilus
Nematodo del pino (Bursaphelenchus xylophilus)


Ciclo del cerambícido Monochamus spp. y su relación con el nematodo


Más información:

11 octubre 2013

Fire risk in Mediterranean Europe mapped using satellite images


Satellite observations are valuable aids to detect and monitor fire activity. A recent study has investigated how satellite images of fire activity, together with information on vegetation cover and fire risk associated with long and short-term atmospheric conditions could be used to help authorities better manage the risk of wildfires in Mediterranean Europe.

Wildfires , especially in southern Europe, can destroy hundreds of thousands of hectares of land, causing significant environmental and economic damage and sometimes loss of life. Although most fires are started by people, either deliberately or negligently, the type of landscape, dry vegetation in summer, land management practices, weather and climate found in southern Europe put this region especially at risk of fire. The risk of wildfires is expected to increase further under even hotter and drier conditions of future climate change.

Satellite images are very suitable for detecting and monitoring fire activity. Using information from the European EUMETSAT Meteosat-8 satellite1, this study, partly conducted under the EU FUME project2, investigated the relationship between wildfires, vegetation cover and climate in Mediterranean Europe in July and August for the years 2007, 2008 and 2009.

Images revealed that about half of the fires in this period occurred in croplands, a quarter in forests and a quarter in shrublands. About 90% of persistent fires (i.e. fires lasting more than 10 hours) were in forests and shrublands. This implies that fires occur more often in cultivated areas, but are more persistent in forests and shrublands. This is probably because fire detection and fire fighting is easier in cultivated areas compared with forests and shrublands.

The researchers focused on climate conditions during the periods 24-25 July and 22-27 August 2007 when the largest number and most serious fires were identified in Italy and Greece from the satellite images. The year 2007 was hotter and drier than average in southern Europe and the Middle East.
For the period 24-25 July 2007, a high pressure system extending from the Atlantic to Central and Eastern Europe and a low pressure system above southern Turkey a nd the eastern Mediterranean caused hot, dry air to move north, raising temperatures to over 30°C above the Mediterranean basin, with some areas in Greece, Romania, Bulgaria and Turkey experiencing temperatures 8°C above normal.

Relative humidity was 25% lower than normal across southern Italy, Greece and across to the Black Sea basin. Surface air temperatures were further heated by the compression of sinking air caused by air flows in the atmosphere and lack of cloud cover during this period. It was in these hot, dry areas where extreme fire activity was seen on the satellite images.

In addition, the researchers compared these weather conditions with three weather-dependent fire risk indices adapted from the Canadian Forest Fire Weather Index System 3. High values of the general fire danger index were found over the Balkan Peninsula and Italy, which were the same areas where the prevailing weather had caused hot and dry conditions. This suggests that weather information and fire risk indices, together with information on fuel availability and flammability (from vegetative cover), can be used to develop daily maps of fire risk and help authorities better manage such risks. 

Source: Amraoui, M., Liberato, M.L.R., Calado, T.J. et al. (2013) Fire activity over Mediterranean Europe based on information from Meteosat-8. Forest Ecology and Management . 294: 62–75. Doi.org/10.1016/j.foreco.2012.08.032

1. See: www.eumetsat.int
2. FUME (Forest fire under climate, social and economic changes) is supported by the European Commission under the Seventh Framework Programme. See: www.fumeproject.eu 
3. http://cwfis.cfs.nrcan.gc.ca/en_CA/background/summary/fwi


Fuente: "Science for Environment Policy": European Commission DG Environment News Alert Service, edited by SCU, The University of the West of England, Bristol.

10 octubre 2013

Future warming could cause trees to dominate peat bogs

Research suggests that climate change could alter the structure and function of temperate peat bogs and that these changes are primarily driven by rising temperatures, rather than periods of temporary drought. An average temperature rise above 1°C could permanently shift moss-covered peat bogs into bogs predominately covered with trees, affecting their ability to store carbon and the existing carbon stocks in them.

Peatlands cover about 3% of the world’s land surface, but contain about 30% of the global terrestrial carbon store. The impact of climate change , particularly warming temperatures and more extreme precipitation and droughts events is threatening the structure and functio ning of peatlands, especially moss-covered peat bogs (one type of peatland) found in northern climates where there is a concentration of these peat bogs. This has led to concerns about the amount of stored carbon that could be released to the atmosphere from drying peat bogs.

In this study, the researchers modelled the impact of warmer conditions and temporary droughts on the vegetation structure of temperate peat bogs, dominated by Sphagnum moss. Six types of drought events, ranging from gradual decreases in summer rainfall to intense droughts, were combined with a series of temperature increases to assess whether a moss-dominated ecosystem state could be tipped into a tree-dominated state.

The results indicate that, as temperatures increase, the structure of the moss-covered peat bogs will change, with an increase in tree growth and a decrease in moss cover. A 1°C rise in average temperature would result in trees replacing grasses, but not the moss. A 1.5°C temperature increase would be sufficient to cause the ecosystem state to change dramatically and trees would become established at the expense of the moss. In addition, with both a lower water table and warmer temperatures, suitable conditions for tree growth would last longer, increasing from 2.2 to 3.7 months for a 0.5°C and 2.0°C increase respectively.
Summer droughts of varying intensities and frequencies appeared to enable trees to become established, but would not permanently tip a moss-dominated peat bog into one dominated by trees. Trees appeared to develop more quickly during a long drought period, as opposed to the other drought scenarios. All types of droughts would cause the water table to fall during summer, the model suggests. For example, combined with a 1°C rise in temperature, the researchers noted a corresponding 34 cm fall in the water tab le below the moss surface during frequent summer droughts, and a 42 cm fall during long droughts, defined as nine consecutive dry summers in this study. Lowering the summer water table encourages tree growth, but not moss growth, which in turn causes the water table to fall even further, because more water from the ground is released to the air via the trees. At the end of the ninth dry summer, the water table was predicted to fall 52 cm below the surface of the moss, which dries out in the summer.

When the researchers modelled the return of wet summers, the water table rose which was favourable for moss recovery and growth and although some trees had become established, the temporary drought conditions had not been able to cause a permanent change to a tree-dominated state. The shade from the trees reduced the evaporation from the moss surface, which is considerable under wet summer conditions, and this compensated for the increased loss of water through the trees. This shows that the moss-dominated peat bogs can survive some drought conditions and are resilient to temporary droughts.
However, as temperate peat bogs are sensitive to temperature change, responses of the bogs to future warming are likely to have important feedbacks that potentially promote tree growth and could trigger a permanent change in vegetation state

Source: Heijmans, M.M.P.D., van der Knaap, Y.A.M., Holmgren, M., Limpens, J. (2013) Persistent versus transient tree encroachment of temperate peat bogs: effects of climate warming and drought events. Global Change Biology. 19: 2240-2250. Doi: 10.1111/gcb.12202


Fuente: "Science for Environment Policy": European Commission DG Environment News Alert Service, edited by SCU, The University of the West of England, Bristol.

04 octubre 2013

Research provides insight into the impacts of droughts in dry Alpine forests

Aletschwald

The impacts of drought on European trees are of high concern, especially under a changing climate. New research has indicated that, if summers become continually drier, sensitive species, such as larch and spruce, will suffer reduced growth in some Alpine areas. This could pote ntially compromise ecosystem services provided by forests in these areas.


Drought can have major impacts on the growth and survival of trees . An increase in drought frequency has already been observed in the Alps and lowlands of Central Europe and climate projections suggest even drier summers for these regions in the future.

This research was conducted on five conifer species: European larch, Norway spruce, Scots pine, black pine and Douglas-fir. The impact of drought on these species from 1961 to 2009 was investigated at two contrasting sites: in the dry inner Alps and in the wetter Swiss lowlands.

Using data on soil water holding capacity, temperature and precipitation, the researchers calculated a soil water deficit index at the two sites to represent the effects of drought. This index was then related to tree-ring width and the presence of stable carbon and oxygen isotopes in tree rings. Analysis of the concentration of these stable isotopes in the wood belonging to particular tree rings can provide information on the degree of drought experienced by trees over time.

The results showed that trees in the dry Alpine site are mainly affected by droughts of long duration (11–12 months) and depend essentially on water availability prior to the growing season. In contrast, summer droughts and even a shorter drought duration (less than 8 months) impede growth and physiology of trees in the wetter lowlands.

The isotope analysis indicated that trees in dry Alpine areas can adapt to drought conditions in the short term by reducing water loss. This is aided by their smaller canopy and shorter needles. Prolonged drought conditions and a change in the seasonality of precipitation will probably reduce soil water replenishment, resulting in severe effects on growth. Therefore favourable conditions in spring, autumn and winter are becoming critical for tree survival in inner-Alpine dry forests.

In the wetter lowlands, trees do not normally experience the same level of drought but they tend to have larger canopies leading to increased water loss by evapotranspiration (the process by which water is transferred from the land to the atmosphere by evaporation from the soil and transpiration from plants). This may make them more sensitive to short-term droughts as they cannot use the same adaptation strategy as trees in dry Alpine areas.

Norway spruce and European larch were found to be highly sensitive to long-term drought in the dry Alpine region, indicating they are particularly dependent on water stored during the previous year. Both of these species, the researchers suggest, are at their physiological limits in this area.

Although the study is based on only two sites, and more extensive research is needed, the results indicate that if the frequency, duration and intensity of droughts worsen in the dry-inner Alps, all five species will suffer. In particular, European larch and Norway spruce, which are already at their physiological limits in these areas, could be at risk of dieback. In the wetter lowlands, the impacts are not as severe, but longer and more intense summer droughts are expected to lead to severe growth reductions.


Source:, M.,Saurer, M. Siegwolf. R., et al. (2013). Drought response of five conifer species under contrasting water availability suggests high vulnerability of Norway spruce and European larch. Global Change Biology. DOI:10.1111/gcb.12268

01 octubre 2013

La clasificación morfológica de especies subestima los niveles reales de riqueza biológica

Colémbolo Lepidocyrtus cf vexans. / Brent Emerson



Se suele definir una especie biológica como un grupo de organismos capaces de reproducirse entre sí y de producir descendencia fértil. Las especies son linajes evolutivos independientes y, con frecuencia, poseen rasgos físicos y comportamientos diferentes, que tradicionalmente se han empleado para clasificar los organismos en uno u otro grupo. Ahora, un estudio elaborado por un equipo internacional de investigadores con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sugiere que en algunos grupos dicho supuesto subestima los niveles reales de riqueza de especies y la biodiversidad mundial.


El estudio ha analizado el ADN de 99 individuos pertenecientes a cinco especies de colémbolos definidas según su morfología en Panamá. Los colémbolos son un tipo de invertebrados con cierto parecido a los insectos, incapaz de volar y frecuentemente asociado a los ambientes de suelo. “Nuestro trabajo genético revela que individuos que hasta ahora se habían clasificado dentro de una misma especie por ser indistinguibles físicamente, en realidad pertenecen a distintos linajes evolutivos. En concreto, en las 5 especies analizadas hemos identificado 58 linajes evolutivos”, explica el investigador del CSIC Brent Emerson, del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología.

Los resultados, en combinación con estudios previos, sugieren que podrían existir al menos 10 veces más especies de colémbolos de lo que se creía. "Hasta ahora se pensaba que había unas pocas especies con distribuciones geográficas muy amplias, a veces con presencia en más de un continente, a pesar de que los colémbolos no pueden volar. Ahora vemos que en realidad hay muchas más especies, con distribuciones muy localizadas”, añade el investigador.

Además, las secuencias de ADN han permitido estimar que esta diferenciación biológica no es reciente, sino que se remonta millones de años, y estuvo probablemente ocasionada por los cambios climáticos del pasado y los acontecimientos geológicos.


Francesco Cicconardi, Pietro P. Fanciulli, Brent Emerson. Collembola, the biological species concept and the underestimation of global species richness. Molecular Ecology. DOI: 10.1111/mec.12472

Fuente: CSIC