11 septiembre 2011

El transporte resulta cada vez más nocivo para el medio ambiente europeo

visto en Agencia Europea de Medio Ambiente

La presión que el transporte ejerce sobre el medio ambiente no deja de incrementarse, especialmente la del tráfico rodado y aéreo, que crecen con enorme rapidez, advierte un nuevo informe de la Unión Europea. Ello pese a los esfuerzos de los políticos y del propio sector del transporte por tener más en consideración los problemas medioambientales.

La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) publica su informe TERM 2001 a las puertas de la celebración este fin de semana en Bélgica de un encuentro de los ministros europeos de transporte y medio ambiente.

"De forma general, del informe se desprende que el transporte en la UE es cada vez menos -y no más- sostenible a efectos medioambientales,” afirma el Director Ejecutivo de la AEMA, Domingo Jiménez-Beltrán. "Resulta imperativo seguir trabajando en pos de un sistema de transporte más sostenible, y por ello deben redoblarse los esfuerzos por integrar las consideraciones medioambientales en la política de transportes.”

El transporte contribuye a dañar el medio ambiente y la salud humana con la emisión de agentes contaminantes tóxicos y gases de efecto invernadero, la generación de residuos y contaminación acústica y la fragmentación del territorio.

La mayoría de los indicadores clave del informe apuntan tendencias desfavorables o señalan que todavía queda mucho para poder alcanzar los objetivos políticos de "hacer más verde" el transporte.

El informe advierte de que las tendencias actuales se alejan de los objetivos recientemente marcados por la UE de disociar el crecimiento económ
La presión que el transporte ejerce sobre el medio ambiente no deja de incrementarse, especialmente la del tráfico rodado y aéreo, que crecen con enorme rapidez, advierte un nuevo informe de la Unión Europea. Ello pese a los esfuerzos de los políticos y del propio sector del transporte por tener más en consideración los problemas medioambientales.

La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) publica su informe TERM 2001 a las puertas de la celebración este fin de semana en Bélgica de un encuentro de los ministros europeos de transporte y medio ambiente.
"De forma general, del informe se desprende que el transporte en la UE es cada vez menos -y no más- sostenible a efectos medioambientales,” afirma el Director Ejecutivo de la AEMA, Domingo Jiménez-Beltrán. "Resulta imperativo seguir trabajando en pos de un sistema de transporte más sostenible, y por ello deben redoblarse los esfuerzos por integrar las consideraciones medioambientales en la política de transportes.”

El transporte contribuye a dañar el medio ambiente y la salud humana con la emisión de agentes contaminantes tóxicos y gases de efecto invernadero, la generación de residuos y contaminación acústica y la fragmentación del territorio.
La mayoría de los indicadores clave del informe apuntan tendencias desfavorables o señalan que todavía queda mucho para poder alcanzar los objetivos políticos de "hacer más verde" el transporte.

El informe advierte de que las tendencias actuales se alejan de los objetivos recientemente marcados por la UE de disociar el crecimiento económico y el del transporte, y de devolver las cuotas de mercado tomadas por el ferrocarrill, el transporte marítimo y el transporte fluvial a los niveles de 1998 para el año 2010.

Señala asimismo que continúa la tendencia a recurrir cada vez con mayor frecuencia a coches y aviones, lo que hace que el transporte de pasajeros y mercancías crezca a un ritmo más rápido que la economía en su conjunto, con el consiguiente agravamiento de la amenaza para el medio ambiente y la salud humana.
Un ejemplo: el aumento del uso de energía y de las emisiones de gases invernadero por parte del sector del transporte comprometen el cumplimiento de los objetivos que la Unión se impuso con el Protocolo de Kioto para luchar contra el cambio climático.

Pero también se constatan tendencias positivas, fundamentalmente gracias a los avances tecnológicos y a los combustibles que han hecho menos contaminantes los nuevos vehículos terrestres. Ello ha redundado en una notable mejoría de la calidad del aire urbano, aunque en muchas ciudades la calidad del aire todavía entraña riesgos para la salud y es necesario seguir trabajando en esa dirección.

La eficiencia energética del transporte por automóvil ha mejorado ligeramente en las últimas dos décadas, aunque el bajo índice de ocupación y el uso de automóviles más potentes y pesados ha contrarrestado en parte lo ganado en eficiencia gracias a los combustibles en los nuevos turismos.

No se ha visto incrementada, en cambio, la eficiencia energética del transporte de mercancías por carretera, y muy poco la del transporte marítimo o ferroviario. El transporte aéreo sigue siendo el modo de transporte de menor eficiencia energética, a pesar de los avances tecnológicos.

El informe argumenta la necesidad de una mejor integración de las consideraciones medioambientales en la formulación de políticas de todas las áreas del transporte si se quiere avanzar hacia un sistema de transporte más sostenible desde el punto de vista medioambiental.

La mayor parte de los países de la UE han desarrollado o están desarrollando estrategias integradas de transporte y medio ambiente, pero muchas de ellas no están completas y deberán ser financiadas y aplicadas.
Además, las estrategias nacionales no siempre se ajustan a las estrategias y políticas comunitarias. Cabe destacar, sobre todo, la falta de internalización de los costes derivados de los daños ecológicos, los accidentes y la congestión en los precios de cada medio de transporte.

No obstante, puede considerarse una señal de progreso el hecho de que en varios Estados miembros se estén imponiendo estructuras fiscales que diferencian entre los distintos modos en función de sus costes medioambientales, aunque para su aplicación queden todavía numerosos obstáculos por superar.

Otra de las conclusiones apunta a que las decisiones sobre la infraestructura del transporte todavía se adoptan fundamentalmente como respuesta a problemas de congestión del tráfico, enfoque éste que favorece la expansión de las infraestructuras viarias y aeroportuarias.

En palabras del Sr. Jiménez-Beltrán "el informe indica que, para contener el incremento del transporte, es necesario trabajar asimismo en otros sectores”.
A ello añade que: "es necesario tomar medidas en el sector del turismo, pues el viaje por motivos turísticos es la categoría de transporte de pasajeros que aumenta con mayor rapidez. También la industria tiene un papel esencial en el desarrollo de unos sistemas de producción y distribución más eficientes por cuanto atañe al transporte, así como en la mejora de la logística del transporte de mercancías.”
Entre las conclusiones y previsiones de TERM 2001 cabe destacar las siguientes:
  • Entre 1990 y 1998, las emisiones de gases acidificantes del sector del transporte disminuyeron en un 20%, y en un 25% las emisiones de los contaminantes responsables del "smog” del ozono troposférico -- los óxidos de nitrógeno (NOx) y los compuestos orgánicos volátiles (COV). No obstante, son necesarios esfuerzos suplementarios (también en otros sectores) para alcanzar los objetivos comunitarios de reducción de las emisiones de estas sustancias.
  • El consumo de energía por parte del sector del transporte se ha incrementado en un 47% desde 1985, en comparación con el 4,2% en los otros sectores económicos.
  • El transporte es el responsable del 24% de todas las emisiones antropogénicas en la UE de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero: sólo el transporte rodado representa el 84 %. Las emisiones de CO2 originadas por el transporte se incrementaron en un 15% entre 1990 y 1998.
  • El número de coches que se desguazan al año en los actuales quince Estados miembros de la Unión pasará de 11,3 millones en 1995 a 17 millones en 2015.
  • La infraestructura necesaria para la red de transportes fragmenta cada vez más el territorio de la Unión. La longitud de la red de autopistas ha aumentado más del 70% desde 1980; la longitud de las líneas ferroviarias convencionales y de las vías de navegación interiores, en cambio, ha disminuido en torno a un 9%.
  • El parque móvil de la UE creció en un 64% entre 1980 y 1998, hasta alcanzar los 451 vehículos por 1.000 habitantes.
  • El transporte de mercancías por carretera representa actualmente el 43% del total de toneladas por kilómetro, frente al 33% de 1980. Para distancias más largas, el transporte marítimo ha ganado adeptos, con una cuota total en toneladas por kilómetro del 42%.
  • Se calcula que los costes "externos" del transporte (daños ecológicos, accidentes y congestión) constituyen el 8% del PIB. Los turismos, los camiones y los aviones registran los costes externos más elevados por unidad de transporte. Algunos países están estableciendo sistemas fiscales o gravámenes que incluyen tales costes en los precios del transporte.
  • Los índices de mortalidad en el sector del transporte disminuyen, pero los accidentes de circulación siguen segando 41.000 vidas al año. El número de heridos es unas 40 veces mayor que el de fallecidos, y disminuye a un ritmo menor que éste.
  • Se calcula que más del 30% de la población está expuesta a niveles de ruido de tráfico que pueden ser molestos o perjudiciales para la salud.
El informe completo puede consultarse en inglés en el sitio web de la AEMA: http://reports.eea.europa.eu/term2001en

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