31 marzo 2011

Quemas prescritas en CLM para reducir el riesgo de incendios forestales

visto en lanzadigital.com


Escrito por E. Gómez
Prevención durante todo el año. Esta es el máxima que la Junta emplea en materia de medio ambiente para reducir el impacto de los incendios forestales que cada año arrasan con millones de hectáreas de la población vegetal de los ecosistemas nacionales.

Castilla La Mancha es la tercera comunidad autónoma que junto a Canarias y Cataluña están llevando a cabo el desarrollo del proyecto de las quemas preventivas, esto es, quemas controladas con fuegos de baja intensidad, que son iniciados, conducidos y controlados por un grupo de especialistas en manejo de fuegos, teniendo siempre presente la ventana tridimensional (humedad, viento y temperatura) del terreno sobre el que se va a llevar a cabo esta medida preventiva.
En concreto, en la zona del monte Sierra Alta, perteneciente al termino municipal de San Lorenzo de Calatrava (Ciudad Real) está prevista la quema de aproximadamente 128.50 hectáreas, un monte público que se encuentra dentro de la zona geográfica de Sierra Morena y con una buena densidad vegetal.

Objetivos
Los objetivos de este tipo de quemas controladas con claro carácter de prevención y reducción del impacto causado por un incendio forestal pueden clasificarse en tres apartados fundamentales: el primero de ellos pasa por la formación de los técnicos, que en época de alto riesgo de incendio (desde el mes mayo hasta septiembre) deben de afrontar y saber resolver situaciones complicadas generadas por las altas llamas que alcanza el fuego de un incendio.

“El aumento de cualificación en las tareas de erradicación de incendios es fundamental para la resolución de una situación complicada”, explica uno de los técnicos que participa en estas tareas de quema preventiva en la zona de Sierra Alta, quien además añade que: “la formación es clave para poder disponer de personal altamente cualificado y con experiencia en el manejo del fuego para su aplicación en las operaciones a llevar a cabo durante la época de extinción”.

Otro de los objetivos prioritarios en la puesta en marcha de estos proyectos “experimentales” es la destrucción de residuos procedentes de las intervenciones selvícolas y la destrucción de residuos forestales, que son los restos de hojarasca caídos en el suelo en la época del otoño, las ramas y hojas secas, etc, apartando de estos restos los fustes, extraídos del terreno donde se está efectuando la quema preventiva para su posterior valoración. Este procedimiento se utiliza para reducir este material combustible orgánico, cuya consecuencia incide de forma positiva en una disminución en el comportamiento extremo de un supuesto fuego forestal al crearse zonas de baja carga. Y, esto a su vez, trae como consecuencia un aumento en el número de posibilidades de extinción del incendio en cuestión o una disminución de los daños a la cubierta vegetal.

El tercer objetivo fundamental de las quemas prescritas, y no menos importante, es la obtención de información. El trabajo de los técnicos forestales en este tipo de quemas controladas son inspeccionados por Belén Hinojosas, investigadora del Centro de Investigaciones del Suelo. Ella es la encargada de delimitar las zonas donde los técnicos pueden realizarse este tipo de quemas y además analiza el impacto posterior de las llamas en el suelo, esto es, obtiene información sobre los efectos ecológicos y selvícolas de determinadas estructuras forestales y la determinación de los costes y eficacia de dichas actuaciones.

“Es fundamental hacer un estudio a priori y a posteriori para analizar las características del suelo antes y después de la quema”, explica Belén Hinojosas quien además asegura que en ocasiones, estas quemas controladas favorecen el desarrollo de la vegetación de las plantas autóctonas, ya que el combustible quemado enriquece el sustrato del suelo generando mejores condiciones de desarrollo a la vegetación.

Pese a las manifiestas ventajas que tiene este tipo de técnicas preventivas y reductoras de impactos negativos son muchos los sectores de ecologistas que muestran su descontento con el método empleado, ya que si bien reducen el combustible orgánico, los fuegos de baja intensidad también reducen parte de la vegetación autóctona.

En la actualidad, en el Plan de quema prescrita que se está realizando en la Sierra Alta participan un total de 40 personas y requiere una organización piramidal. En la estructura del equipo de trabajo suele haber un jefe de quema cuya función consiste en poner en práctica lo establecido por el plan concebido; un jefe de ignición, cuya función es controlar los patrones de ignición y el comportamiento del fuego de acuerdo con la ventana de prescripción establecida; un jefe de seguridad, encargado de cumplir con las medidas de seguridad establecidas, pudiendo paralizar la quema si lo considera oportuno al detectar riesgo de escape o daño en la vegetación no permisible; y dos equipos, uno de quema y otro de seguridad. El primero de ellos está formado por quemadores con experiencia y en formación; el segundo, formado por personal con herramientas y una autobomba.

Además, en la zona que fue visitada ayer por el delegado de Medio Ambiente en Ciudad Real, Francisco Chico, también participaron en estas labores tres bomberos procedentes de Castellón y un miembro de la Unidad Militar de Emergencia, adquiriendo experiencia para ponerla en práctica en sus respectivos puestos de trabajo.

En países como Australia y Estados Unidos las quemas prescritas son el instrumento de gestión medioambiental que se utiliza de forma sistemática desde hace años para reducir los riesgos de incendio.

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