28 marzo 2011

Posibles causas del accidente de la helitransportada de Teruel

visto en elperiodicodearagon.com

El helicóptero Bell-407 que el sábado pasado se estrelló en Villel, en un siniestro en el que murieron seis de sus ocupantes y el séptimo resultó herido grave, volaba sin copiloto, aunque su asiento, situado al lado del puesto del comandante, Albert Batlle, estaba ocupado por el Agente de Protección de la Naturaleza Rafael Andreu.

El Bell-407, propiedad de la empresa alicantina Inaer y pilotado por el barcelonés Albert Batlle, tiene una capacidad máxima de ocho ocupantes, con un límite de seis pasajeros y dos plazas reservadas para la tripulación. Expertos en aviación civil señalaron, no obstante, que durante la realización de servicios de transporte como el que cubría el aparato siniestrado puede sentarse en la plaza del copiloto alguien sin titulación aeronáutica, algo que está prohibido cuando se trata de vuelos de extinción de incendios con lanzamiento de agua.

Los encargados de investigar las causas del accidente --la Policía Judicial de la Guardia Civil de Teruel y la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, del Ministerio de Fomento-- centran su trabajo en dos hipótesis que, incluso, podrían haberse dado de forma combinada: la parada repentina del motor y un fallo del sistema hidráulico de dirección.

LATIGAZO Según los expertos en aviación civil consultados por EL PERIÓDICO, hay tres motivos básicos para que se detenga el motor de un helicóptero: el impacto de un objeto en la turbina --ocurre en ocasiones al chocar con aves--, la falta de combustible o la entrada de agua procedente de la condensación que se da en el depósito, y que pasa a la parte inferior del tanque al ser más densa que el queroseno. En los dos últimos casos, podría tratarse de un fallo de mantenimiento.

La desactivación del hidráulico, ya sea repentina --por un reventón o por el accionamiento del mando-- o lenta --por una fuga--, dificulta la realización de las maniobras al endurecer el manejo de los mandos y, en el caso de ser sorpresiva, incluye un latigazo que puede llegar a hacer que el piloto pierda el control del aparato, aunque esa dureza es infrecuente en helicópteros del tamaño de un Bell-407.

Los pilotos de helicóptero reciben entrenamiento para afrontar ambas emergencias. Ante la primera deben realizar una autorrotación, que consiste en trazar un rápido descenso --a unos 65 nudos, en torno a 120 kilómetros por hora-- con traslación horizontal con el fin de que las palas del rotor giren por sí solas para acumular energía cinética antes de frenar a poca distancia del suelo. Vuelan de una forma similar a como lo hacían los autogiros. Ante la segunda, deben buscar una zona llana y amplia para posarse de una forma larga y sostenida --como una avioneta--, ya que es imposible maniobrar bruscamente. Si el motor se para hay una sola oportunidad, mientras que el fallo del hidráulico permite repetir.

"La trayectoria del Bell-407 es más de autorrotación que de respuesta a un fallo del hidráulico", indicaron las mismas fuentes, que añadieron que la segunda avería "no tiene por qué provocar un accidente así".

COMBINACIÓN La mayoría de los expertos consultados se inclinan por atribuir el accidente a la parada repentina del motor, aunque sin descartar la desactivación del hidráulico o, incluso, que esa segunda circunstancia hubiera impedido finalmente el aterrizaje al dificultar el manejo de los mandos en una maniobra que exige pericia y que Batlle se vio obligado a trazar en un reducido espacio y un fugaz periodo de tiempo. Cuando faltaban menos de 30 segundos para el impacto con el suelo, el Bell-407 volaba a 220 kilómetros por hora a 120 metros del suelo. "Sería como caer de un cuarto piso sentado en una silla", ilustra una fuente.

No parece que se produjera un reventón del hidráulico, ya que, tras caer, en el fuselaje no se percibían las vistosas manchas que provoca la fuga del aceite de color rojizo con el que se llenan esos sistemas. Los investigadores tratan de determinar, entre otros extremos, si el del Bell-407 fue desactivado --o apagado y reactivado--, ya fuera de forma voluntaria o por error. Sí está confirmado que, tras impactar con el suelo, la tapa de color rojo que hace de resguardo de su interruptor estaba levantada.

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