26 octubre 2011

Organización conservacionista de México insta hacia una nueva política forestal para detener el cambio climático

visto en greenpeace.org

Para conseguir detener la deforestación en México en el año 2020 y hacer frente a los impactos del cambio climático, es necesario hacer cambios profundos en las políticas públicas que intervienen en la pérdida de los bosques, porque no valoran estos ecosistemas y como consecuencia permiten que sean destruidos.

Con ese fin, Greenpeace presentó su propuesta [R]evolución forestal. Hacia una nueva política forestal para detener el cambio climático.

En este documento, que es el resultado de una consultoría encabezada por Greenpeace, se establece que entre los principales componentes de la nueva política forestal debe impulsarse la valoración y justa retribución de las actividades que contribuyan –directa o indirectamente- a la preservación de los bosques (silvicultura comunitaria y el manejo forestal sustentable por parte de comunidades y ejidos) y sus servicios.

Actualmente, el núcleo de los principales instrumentos de la política forestal lo conforman los programas que conduce Conafor, agrupados en el Proárbol, aunque también tienen un papel determinante algunos programas ubicados en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Comisión Nacional del Agua (CNA), la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad (Conabio), la Secretaria de Agricultura Pesca y Alimentación (Sagarpa), la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) e, inclusive, en la secretaría de Economía (SE), la de Turismo (Sectur) y algunos gobiernos estatales. Son todas estas políticas públicas, con objetivos distintos, las que se imponen frente a la necesidad de preservar los ecosistemas forestales y darles un manejo integral por los invaluables beneficios ambientales que brindan a la población.

La falta de información confiable sobre el estado de los bosques del país contribuye a mantener la polémica sobre la importancia de la extensión de la franja agrícola y ganadera, el aumento de los desarrollos inmobiliarios, carreteros o turísticos, como ‘mejores’ opciones para obtener ingresos y mejorar la economía, cuando son estas actividades las que en un futuro cercano pondrán en crisis a las regiones ya deforestadas, a las poblaciones que viven en los bosques y a las poblaciones cercanas que eran beneficiadas por los servicios ambientales de estos ecosistemas.

La nueva política forestal deben ser incluyente y producto del consenso entre comunidades forestales, ciudadanía, organizaciones, tomadores de decisiones, instituciones gubernamentales y académicos, entre otros actores, a fin de que sea de todos y no quede atrapada en el discurso de las instituciones de gobierno y su manejo sesgado de las tendencias de deforestación.

Greenpeace hace una invitación a todos los actores involucrados en el desarrollo de la política forestal, a que se apropien de los planteamientos y propuestas planteadas en [R]evolución forestal, a fin de jerarquizarlas, enriquecerlas, modificarlas y generar mayor sinergia entre ellas.

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