07 octubre 2011

El ferrocarril forestal

visto en elcorreo.com

La necesidad de madera para alimentar la minería, la siderurgia y los ferrocarriles de la revolución industrial a finales del siglo XIX y principios del XX disparó la explotación forestal en toda Europa. Y trajo una novedad: la utilización de los trenes como medio para trasladar tanto la madera -haya y roble, principalmente- como el carbón que aún se producía en algunos bosques. Euskadi no fue una excepción y fueron más de una decena las líneas ferreas que se construyeron para facilitar la extracción de la madera, según enumera Patxi Arzamendi en su exhaustivo trabajo 'Ferrocarriles de montaña en el País Vasco'.
El de Olaeta, en los frondosos bosques que se extienden entre Otxandio y las laderas meridionales de Anboto y Urkiolagirre, fue uno de ellos. Tenía dos líneas: la 'vía principal', de cinco kilómetros, comunicaba Olaeta con el alto de Urkiola; y la 'vía de Martxazu', de cuatro kilómetros, enlazaba Otxandio con Martxazu, en el corazón del valle. Funcionaron en las primeras décadas del siglo XX y el sistema de transporte eran las vagonetas sobre raíles tiradas por bueyes.

En los mejores años llegaron a trabajar hasta cien personas entre leñadores, carboneros, aserradores, vagoneteros, cocineros y ayudantes; y funcionaron dos serrerías, en Olaeta y Urkiola. Se pagaba una peseta por árbol talado. Los robles se empleaban para hacer traviesas y las hayas, para carbón. En los años treinta acabó la explotación y se desmantelaron las vías ferreas.

Hoy en día apenas quedan vestigios de aquella época, salvo los restos de un par de puentes construidos para salvar los arroyos que surcan el valle y pequeños tramos de la trinchera por la que discurría la vía. Sin embargo, recorrer su trazado por los hayedos de Olaeta es una inmejorable ocasión de recordar y admirar aquella dura vida de trabajo en la naturaleza.

La caminata comienza en el aparcamiento que hay junto al guardetxe, al final de la carretera de Olaeta. Allí parte una pista que cruza un arroyo y llanea (NE) hasta una bifurcación donde también se unen los arroyos Olaeta (dcha.) y Tantaitxueta (0h.15'). Cruzamos el puente y seguimos la pista de la izquierda, que discurre próxima al cauce. Transitamos ya por el recorrido del ferrocarril forestal.

Más adelante, el camino vadea una arroyo que alimenta al Tantaitxueta y continúa pegado a este, desechando algunos desvíos a la derecha, hasta que la pista muere junto al río (0h.30'). Es el momento de vadearlo y coger otra pista (izd.) que se ve en la otra margen. No tardamos el girar a la derecha y cambiar de vaguada para seguir el agradable paseo ahora por la pequeña cuenca del arroyo Azunza.

En un alto, desembocamos en otros cruce de caminos (0h.40'), donde seguimos a la derecha por la pista que llanea. Aunque a tramos se convierte en apenas una senda, sigue remontando suavemente el curso del arroyo hasta morir en sus aguas justo bajo Urkiolagirre (1h.05'). El punto es inconfundible por los pilares de piedra del antiguo puente. Cruzamos el río y subimos, junto a uno de los pilares, a un camino que, hacia la izquierda, acaba por desembocar (1h.20'), a los pies de Ollargan, en la amplia pista que lleva (dcha.) a Urkiola (1h.55'), donde concluía la vía férrea.

Desde el santuario iniciamos la vuelta a Olaeta, en la que aprovechamos para subir a Ollargan (2h.35') desde un amplio collado próximo al punto de confluencia con la ruta de ida. Descendemos por la otra vertiente al collado que lo separa de Izantzazelai, en el que iniciamos un largo descenso hasta el aparcamiento del guardetxe (3h.15').

0 comentarios realizados :