16 enero 2012

Comunicado de los estudiantes de Ciencias Forestales de Chile respecto a los incendios forestales y gestión de sus bosques

Nuestro país posee dos riquezas importantes e invaluables: su pueblo y el patrimonio natural que este guarda. Este último desde hace ya muchos años, viene siendo una víctima más de la excesiva e inmersa explotación del hombre y de la ineficiente gestión administrativa del organismo estatal de nuestro país. El incendio acontecido en el Parque Nacional Torres del Paine es una vez más el fiel reflejo de la imprudencia e inconsciencia del ser humano respecto a los temas del cuidado y protección de nuestro medio ambiente, sumado a este gran desastre se ha puesto en fiel evidencia las falencias que tiene la gestión pública con respecto a como esta preserva, conserva, fiscaliza y gobierna, tanto a nuestro bien ambiental como a las personas que trabajan en él.

Para los Estudiantes de Ciencias Forestales, futuros profesionales del país, es de suma importancia que el estado otorgue la total importancia y relevancia a toda nuestra flora y fauna de manera más tangible, y no por medio de los típicos discursos políticos de cada año en donde se nombran como prioridad la protección de estos, en contra posición a los hechos que se observan constantemente en materia ambiental como es la contaminación de nuestras aguas y tierras por parte de las grandes empresas, a las cuales el estado de Chile atiende y favorece en desmedro de lo que nos pertenece como chilenos. Creemos que es muy necesaria una real y justa política pública forestal y ambiental, que sea financiada adecuadamente y fiscalizada en pro de la defensa de nuestros ecosistemas, en donde el estado se haga cargo de la totalidad de nuestro patrimonio, sin concebir la idea de que nuestras áreas silvestres protegidas estarán mejor en manos de privados. Estimamos que unas de las principales preocupaciones, como anteriormente mencionamos, debe ser la preservación y conservación de nuestros bosques para así lograr la mantención de su biodiversidad para las futuras generaciones y no, como pudimos observar a través de los medios, el nerviosismo que preocupaba a los empresarios por la pérdida monetaria que esto representaba al no poder abrir el parque al público. El estado debe asumir íntegramente su rol protector.

El ente público debe darle la facultad y herramientas adecuadas a las personas que dedican su vida a la protección y conservación de nuestros parques y reservas nacionales. Esté debe proporcionar los recursos necesarios para cubrir todas las áreas que se encuentras desprotegidas, las cuales son alrededor de un 40%, e invertir lo necesario para mejorar en las ya protegidas, tanto en infraestructura como en el personal necesario para cumplir todas las labores de protección de una manera más óptima. La cifra de funcionarios con respecto a la cantidad total de áreas protegidas asciende a 1 guardaparque por cada 33.726,60 hectáreas de áreas silvestres, lo que certifica la gran insuficiencia en la cantidad de personal. Por otro lado, el estado debe brindar la indumentaria apropiada y actualizada a nuestros brigadistas que arriesgan su integridad combatiendo los incendios forestales, así como también fiscalizar las normas de seguridad para que posteriormente no tengamos que lamentar la perdida de nuestro recurso humano en manos del fuego por la inconsciencia de otros.

Es totalmente necesario e importante una ya reformulación de cómo se esta llevando acabo la administración de estas áreas, para así evitar desastres tan lamentables como esté, pero para esto es imprescindible tener la información oficial que nos permita discutir y decidir todas las políticas correctas que se deben aplicar en pos de regenerar y fortalecer el manejo de nuestras áreas silvestres protegidas por el estado.

Para terminar, emplacémonos como sociedad a reflexionar sobre el valor real que le otorgamos a lugares tan hermosos como este. Nuestra Naturaleza es más que un lugar turístico, más que unas buenas vacaciones, más que una bonita portada, es un espacio que se debe respetar desde las raíces de nuestra cultura. Los bosques centenarios de nuestro país no deben resignarse ante
nuestra indolencia, aprendamos a respirar junto a ellos.

fuente: radiopolar.com

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