28 abril 2011

La conservación de las dunas costeras, en peligro por el diseño inadecuado de infraestructuras

visto en agenciasinc.es

Aunque el ecosistema de las dunas es singular, frágil y está protegido por la directiva “hábitats” de la red Natura 2000, su conservación es muy vulnerable a la proliferación de parkings, edificaciones próximas y pasarelas de protección y acceso a la playa inadecuadas.

Investigadores de la Universidad de Sevilla (US) han publicado un estudio en el Journal of Coastal Reserach sobre el impacto humano en las dunas naturales del Golfo de Cádiz, en los espacios naturales protegidos de La Flecha Litoral de El Rompido y Enebrales de Punta Umbría (Huelva). Los expertos demuestran que ambos sistemas dunares están expuestos a la presión humana.

“El trabajo pretendía identificar qué factores influyen en la vulnerabilidad de las dunas. Por un lado, estos ecosistemas están expuestos a perturbaciones naturales como las tormentas, pero además, observamos que el impacto humano puede tener consecuencias negativas incluso en zonas de difícil acceso”, explica a SINC Sara Muñoz Vallés, autora principal del estudio e investigadora de la US.

Los científicos estudiaron ambos sistemas dunares, en La Flecha Litoral de El Rompido, una ‘lengua de arena’ separada del continente casi en su totalidad, y cuya carga de turismo por accesibilidad es muy baja (tan solo hay unos dos kilómetros de acceso directo, los diez restantes solo son accesibles por barco), y en Enebrales de Punta Umbría, de accesibilidad directa en su totalidad y con una considerable carga turística.

“Evaluamos la debilidad del sistema de dunas y lo dividimos en tres zonas. La primera de ellas (en su mayoría de la zona libre de la Flecha) registró una baja vulnerabilidad. Sin embargo, el nivel de las otras dos zonas fue medio, una puntuación relativamente alta al tratarse de dunas naturales”, afirma Muñoz Vallés.

Según sus estimaciones, algunas de las zonas más afectadas, tanto en la Flecha como en Enebrales, debían esta inestabilidad al impacto humano. “En concreto, los parkings construidos dentro del espacio de dunas, el mal diseño de los accesos y el escaso control de los turistas, así como las pasarelas colocadas a nivel del suelo que permiten el paso a la playa cortando el primer cordón dunar, y que interrumpen la dinámica natural de las dunas, han contribuido a esta vulnerabilidad”, señala la investigadora.

Este hecho explica que zonas de La Flecha donde no hay pasarelas y los turistas tienen acceso libre al sistema de dunas registrara el mismo grado de fragilidad y de conservación baja que las zonas en Enebrales, donde existían seis pasarelas para evitar que el paso afectara a la duna.

“A raíz de estos resultados, se ha puesto en marcha un programa de regeneración de dunas en las zonas más afectadas, así como la mejora de las pasarelas existentes, y se han construido nuevos accesos diseñados convenientemente. Pero aún queda mucho por hacer”, apunta la científica.

Para Muñoz Vallés, ciertas características de un sistema de dunas, como la orientación de la costa o la incidencia del mar, “no son modificables con técnicas blandas de manejo”. Sin embargo, el impacto humano se puede evitar con mayor información a los turistas e infraestructuras adecuadas.


Las dunas ante desastres naturales

La vegetación de las dunas está adaptada a condiciones duras y tienen un alto grado de especies singulares. En el caso de la zona del Golfo de Cádiz, en aproximadamente 600 hectáreas se concentran 25 endemismos y 16 especies amenazadas. Por esta razón, la flora está protegida por su singularidad, al igual que su fauna.

“Además de su riqueza paisajística y biológica, las dunas tienen una dinámica de formación particular, muy plástica, y una función protectora del interior muy importante. Se han hecho estudios referentes al paso del huracán Katrina que explican cómo los manglares bien conservados han atenuado los efectos demoledores y la erosión provocada por este temporal, mientras que manglares que estaban en bajo estado de conservación no tuvieron esta capacidad. El caso de las dunas es similar frente a los embates del mar”, concluye la experta.

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