30 diciembre 2009

Los incendios desde el sosiego invernal


Artemi Cerdà, Catedrático de Geografía Física. Universitat de València

Los incendios forestales son durante los meses estivales una de las noticias recurrentes en los medios de comunicación. Hectáreas quemadas, evolución del incendio y, desgraciadamente, número de fallecidos son los componentes básicos de las informaciones. La cercanía de la desgracia hace que el verano no sea la mejor estación para reflexionar sobre los incendios forestales, su impacto ambiental, social y económico, y la política forestal previa y posterior al incendio. El sosiego invernal es sin duda una época óptima para planificar el futuro y reconocer errores. Aunque los fuegos no sean noticia es precisamente ahora, en invierno, el momento ideal para hablar de incendios.
Las previsiones de cambios en el clima a causa del calentamiento global y en la sociedad, debido al éxodo rural y urbanización de zonas forestales, hacen previsible un aumento del riesgo de los incendios forestales. Un sucinto análisis de la situación apunta a dos causas: el abandono del campo y la política de repoblación y supresión del fuego que ha llevado a la formación de una cubierta vegetal continua, que favorece la proliferación de incendios. No parece que en el siglo XXI esto vaya a cambiar.
A pesar de que los incendios son vistos por la sociedad como un proceso de degradación ambiental, entre la comunidad científica este tema es muy discutido. Porque el fuego es un elemento natural de los ecosistemas. Especialmente en este tema, lo que dicen los científicos suele quedar lejos de la sociedad y de los gestores. Es por ello que bajo el auspicio del Ministerio de Ciencia e Innovación, y la Red Nacional de expertos FUEGORED (http://grupo.us.es/fuegored/index.htm) se ha desarrollado la publicación 'Efectos de los incendios forestales sobre los suelos'. En este libro se presenta la situación de la investigación en torno al efecto de los incendios forestales sobre los suelos. Además, y como hace un año en Valencia, se ha celebrado recientemente en Sevilla-Huelva una jornada internacional para conocer el impacto del fuego sobre el suelo y los ecosistemas. En 2010 la reunión será en Galicia.
El fuego, una herramienta de gestión forestal
Los científicos apuntan que no todos los incendios son perniciosos. Algunos son necesarios para los ecosistemas. Pero lo que no es deseable son incendios de alta severidad como los de verano, y mucho menos si su recurrencia y extensión es elevada. Esto lleva a pensar en una política forestal que devuelva la presencia del fuego a los ecosistemas, pero de forma controlada, como una herramienta de gestión más. Ello permitiría evitar y controlar incendios devastadores como los del verano de 2009, los cuales ponen en riesgo vidas y propiedades.
Quedan muchos aspectos a investigar sobre el impacto de los incendios en los ecosistemas terrestres, como apuntan la publicación antes citada. Pero también hay una deuda: una mejor comunicación entre los científicos y los gestores que permita apagar los incendios desde una gestión adecuada. Es ahora, desde el frío y húmedo invierno, cuando debemos gestionar las masas forestales para evitar los incendios de verano. Si nuestra política reside en apagar los fuegos en verano, habremos llegado tarde.
Desde FUEGORED, más de 100 científicos trabajan por una ciencia más aplicada y cohesionada y estamos convencidos de que esos cambios y mejoras llegarán. Pero estamos preocupados porque sabemos también que los "veranos negros", aquellos con incendios pavorosos, son fruto de largos periodos sin incendios que permiten acumular vegetación. Y esta condición es la más repetida en las montañas españolas. Esperemos no llegar tarde una vez más.
Los incendios devastadores los vimos en Valencia en 1979 y 1994, en Galicia en 2006, y también este pasado verano en Aragón, y otros que quedan en la memoria de los ciudadanos. Una situación similar viven otros países desarrollados que se nutren de combustible fósil, mientras la biomasa queda en los montes. Estados Unidos en 2002, Grecia en 2007 y 2009, y Australia en 2009 son buenos ejemplos de ello. Por lo tanto, no debemos demorar esa mejora en la gestión forestal que sin duda depende de una mejor coordinación entre gestores, técnicos, usuarios y científicos. Estos últimos, los investigadores españoles, reunidos desde 2007 en FUEGORED, la red nacional para el estudio de "los efectos de los incendios forestales sobre los suelos", mostramos nuestro interés por buscar nuevas estrategias en la gestión forestal, y en colaborar con la administración.
Detrás de la información sobre incendios forestales siempre está el infortunio y la desgracia. Y cada vez más, a las pérdidas ecológicas debemos sumar las pérdidas económicas y humanas. Pero ¿es posible detener esta sangría de las masas forestales mediterráneas? ¿Podemos gestionarlas de forma que se reduzca el riesgo? La respuesta es rotundamente sí, pero con una gestión adecuada. Y FUEGORED brinda sus conocimientos a los gestores para poder desarrollar políticas forestales apropiadas.

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