10 julio 2012

El riesgo principal tras un #incendioforestal es la erosión

visto en elpais.com


Pilar Almenar Vara - Valencia 7 JUL 2012
Los incendios que han afectado al interior de la provincia de Valencia durante 10 días han reducido a cenizas más de 50.000 hectáreas. Pero una vez hecho el daño, ¿qué se puede hacer ahora? “Repoblar justo después de un incendio es una aberración técnica”, afirma Fernando Pradells, decano del Colegio de Ingenieros de Montes en Valencia. Científicos y ecologistas piden una evaluación detallada de los impactos antes de tomar medidas y reclaman que se actúe solo después de detectar los problemas concretos de cada zona y no de manera indiscriminada.

“La estructura del suelo queda muy debilitada tras el paso del fuego. Eso hace que no sea recomendable la intervención en zonas acabadas de quemar”, explica Ferran Gandia, miembro de la comisión forestal de Acció Ecologista Agró. “Los ecosistemas mediterráneos están profundamente adaptados al fuego y tienen capacidad de autoregenerarse. Nosotros no podemos sustituir ni mejorar este proceso. Conviene, antes de realizar cualquier intervención, dejar evolucionar el sistema de forma espontánea durante un tiempo considerable para, años después, intervenir donde la regeneración no sea satisfactoria”, añade.

El monte mediterráneo es muy resistente al fuego, pero la precipitación política a la hora de poner remedio a los daños y las presiones sociales de los ciudadanos, sensibilizados con el daño medioambiental tras el incendio, pueden poner aun más en riesgo la capacidad de recuperación de los bosques. Los científicos aseguran que lo que resulta urgente ahora es controlar la pérdida de suelo porque la combinación de incendios en verano y lluvias torrenciales en otoño hacen que el peligro más importante ahora sea la erosión.

Aunque la vegetación amortigua la pérdida de suelo, los expertos recomiendan que las repoblaciones se hagan al menos dos años después del incendio y siempre tras una evaluación exhaustiva de dónde el suelo está preparado para soportarla.

“Enseguida surgen grupos de gente, voluntarios, que con toda su buena voluntad por intentar regenerar, lo único que hacen es perder el tiempo”, dice Fernando Pradells. La repoblación no es un proceso fácil. Requiere plantones de al menos uno o dos años de crecimiento y riegos, o lluvias, durante los primeros meses tras su plantación. Además, los recursos de los viveros son limitados. “Dudo que haya plantones suficientes y con las suficientes garantías como para repoblar toda la superficie quemada”, cuenta Patricio García Fayos, director del Centro de Investigación sobre Desertificación (CIDE), dependiente del CSIC.

Los especialistas del CIDE explican que la viabilidad de los plantones trasplantados sería muy baja en las condiciones que se dan tras estos últimos incendios porque necesitarían lluvias que ahora no van a producirse.

Los ingenieros añaden un nuevo punto al análisis y aluden al coste económico de la repoblación, que consideran evitable, dado que la regeneración natural tiene coste cero y es mucho más conveniente para la diversidad genética del bosque.

“El tiempo apremia porque estamos en verano y la amenaza la tenemos en otoño. Sobre todo en las zonas más susceptibles; y por tanto, sin pausa se debería hacer la evaluación del territorio para intentar tomar las medidas que en el tiempo que tengamos disponible podamos ejecutar”, advierte Luis Recatalá, investigador del CIDE y especialista en evaluación de impacto ambiental.

La erosión hídrica es un riesgo constante en el Mediterráneo. Las características del clima, con lluvias torrenciales, y de los suelos, en general poco consistentes, se unen a las pendientes fuertes en la zona quemada y a la ausencia de vegetación creando un escenario perfecto para la erosión.

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