08 febrero 2010

El pino negro (Pinus uncinata) se expande por el Pirineo por el abandono de los pueblos

visto en europapress.es


BARCELONA, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -

La superficie ocupada por el pino negro --'Pinus uncinata'-- en el Pirineo catalán aumentó en los últimos 50 años un 15 por ciento, como consecuencia de un abandono progresivo de los pueblos que conllevó una reducción de los terrenos dedicados al pastoreo y a la agricultura, según un estudio del Consorcio Forestal de Catalunya.

De este modo, la superficie de pino negro pasó de las 55.725 hectáreas contabilizadas en el Pirineo en 1956 a las 64.074 en 2006, lo que supone un crecimiento de 8.350 hectáreas en cinco décadas, a razón de 167 cada año.

El estudio, al que tuvo acceso Europa Press, minimiza los efectos que podría tener el cambio climático en esta expansión, pese a aportar unas mejores condiciones de supervivencia y crecimiento de los árboles en zonas de alta montaña por el aumento de las temperaturas, y apunta a los cambios socioeconómicos de la zona y a los usos del suelo como variantes que explicarían dicho proceso.

Dichos cambios habrían sido la "clave" para transformar antiguos terrenos de vocación agrícola y ganadera en otros susceptibles de ser ocupados por el bosque, dentro de un proceso de expansión natural en el que la ausencia de participación humana propició el fenómeno.

El estudio comparó más de 200 pares de fotografías aéreas de 1956 con otras actuales, en zonas donde el Mapa de Hábitats de Catalunya de 2004 identifica como propias de esta especie de pino. Los expertos dividieron el terreno en celdas cuadradas de 2,25 hectáreas de superficie, y cruzaron los datos con la evolución poblacional de municipios y comarcas.

A MENOS POBLACIÓN, MÁS BOSQUE

El informe constata que en aquellas zonas donde la despoblación fue mayor, también lo fue la expansión del bosque. De este modo, las comarcas del Pallars Sobirà, Pallars Jussà y Alta Ribagorça, con disminuciones de más del 30% de sus habitantes desde 1956, registraran tasas de expansión del pino negro superiores a la media --17%, 40% y 25%, respectivamente--.

Pero el crecimiento de los bosques se produjo en todas las comarcas, también donde la población aumentó, como son los casos de la Vall d'Aran y el Solsonès. Más llamativo resulta el caso de la Cerdanya que, pese a aumentar en más del 50% su número de habitantes, también vio crecer las zonas ocupadas por los pinos --aunque en este caso menos del 10%--.

Esta particularidad se da aun en las zonas donde la densidad poblacional creció. Pese a parecer contradictorio, el estudio explica que ello es factible porque una mayor concentración de los habitantes no es incompatible con una "despoblación generalizada de los pequeños núcleos de base ganadera y agrícola" y la posterior concentración en las poblaciones principales.

De este modo, el mantenimiento o incluso el aumento poblacional no ha comportado necesariamente una mayor presión sobre los bosques, "más bien al contrario", puesto que dicha concentración ha ido acompañada de un mayor desarrollo de los sectores industriales secundario y terciario.

El crecimiento de los bosques fue mayor por encima de los 1.600 metros de altura, donde se produjo un mayor abandono de los cultivos, al descender hacia cotas más fértiles, y también en zonas con presencia de mayores desniveles.

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