13 abril 2013

El nuevo Real Decreto sobre especies invasoras eliminará el Listado de especies con potencial invasor

Miguel G. Corral | Madrid

Cuando comenzaron a aparecer en España los primeros ejemplares de cotorra argentina (Myiopsitta monachus) a finales de los años 80 y principios de los 90 parecía simpática la presencia de un pequeño lorito verde volando por los parques de las ciudades. Incluso alguna administración local llegó a aducir ante las advertencias de organizaciones como la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) que las probabilidades de que se estabilizaran en un clima como el español eran bajísimas. Y, además, aseguraban que no podían hacer nada al respecto por temor a las protestas de los vecinos, encantados con la presencia de estas aves. Hoy en día, hay establecidos centenares de sus grandes nidos en ciudades como Madrid o Barcelona y son una de las especies invasoras que mayores daños ecológicos causan.

Algo parecido sucedió con el camalote o jacinto de agua (Eichhornia crassipes), una pequeña planta vendida para decorar los acuarios que se ha extendido ya por numerosos ecosistemas acuáticos cubriendo por completo ríos y lagunas y ahogando a la fauna que vive en ellos. Precisamente la semana pasada la Confederación Hidrográfica del Guadiana emprendía una titánica labor para retirar miles de toneladas de esta planta del cauce del río. Según admitió la propia confederación, la inversión pública para tratar de erradicar la plaga supera los 21 millones de euros hasta 2012. A los que hay que sumar 1,4 millones que ha costado la última intervención.

En este escenario, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que dirige Miguel Arias Cañete está ultimando un Real Decreto sobre especies exóticas invasoras que permitirá de nuevo la comercialización de casi 200 especies incluidas en el actual listado de especies peligrosas para la biodiversidad española. Además, dejará abierta una puerta para que cada comunidad autónoma decida si introduce una especie exótica en el medio natural sin tener en cuenta criterios científicos de ningún tipo.

La nueva norma, a la que ha tenido acceso ELMUNDO.es, derogará la anterior legislación, aprobada por el anterior Gobierno del PSOE hace menos de un año y medio, y podría ser anunciada por el Consejo de Ministros antes del verano. Los principales cambios que establecerá la última versión del Proyecto de Real Decreto por el que se regula el catálogo español de especies exóticas son la eliminación del Listado de especies con potencial invasor y la pérdida de peso específico del Comité Científico, que sólo podrá informar en materia de especies invasoras, pero cuya consulta no será obligatoria. La decisión final sobre la inclusión de una especie en el catálogo de invasoras corresponderá en cualquier caso a la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural, según el proyecto de Real Decreto.

El nuevo documento acaba de pasar por el Consejo Asesor de Medio Ambiente (CAMA), donde hay representantes del ministerio y de los grupos ecologistas, sindicatos, empresarios, agricultores y ganaderos, pescadores y consumidores. Y en breve entrará en el trámite final para ir al Consejo de Ministros donde será aprobado. Pero ya ha despertado la preocupación de los sectores ligados a la conservación. "La eliminación del listado de especies con potencial invasor deja fuera de control y sin regulación casi 200 especies invasoras o que podrían convertirse en invasoras", explica Nicolás López, técnico del Área de Conservación de Especies y Espacios de SEO/BirdLife.

El texto omite el anterior listado, pero encarga a las comunidades autónomas la elaboración de una "relación indicativa" de especies exóticas con potencial invasor. "Nosotros proponíamos que se creara un catálogo con las especies clave contra las que hay que luchar de forma activa y después uno o dos anejos con especies que impliquen obligaciones menores para las autonomías", asegura Luis Suárez, responsable del Programa de Especies de WWF España. "¿Para qué hacer una nueva lista en cada autonomía? ¡Si esas especies que ya se sabían!", se pregunta Suárez.

Para muchas organizaciones representadas en el CAMA, la norma responde a un intento de contentar a todos los actores económicos y de respetar los intereses particulares de cada comunidad autónoma. El del arruí (Ammotragus lervia), una cabra del Sáhara introducida en los 70 para cazarla, se ha erigido como uno de los casos más representativos de este intento por salvaguardar los intereses de cada autonomía. El documento incluye a esta especie en el catálogo de invasoras en toda España, excepto en la Región de Murcia, donde su caza genera una importante actividad económica.

"Esas decisiones se deben a presiones de los cazadores y de los políticos locales, pero la decisión no tiene ninguna base científica. El arruí se mueve con facilidad y puede desplazar a otras especies como la cabra montés", asegura Laura Capdevila, coordinadora del Grupo Especialista en Invasiones Biológicas (Geib).

La nueva norma, además, permitirá seguir realizando introducciones de especies exóticas en el medio natural bajo ciertas condiciones. "Para especies alóctonas no incluidas en el catálogo, el proyecto dice que se podrán importar o liberar por primera vez si se tiene un permiso de la comunidad autónoma aunque compitan con otras especies silvestres autóctonas o generen un desequilibrio ecológico, lo cual es un disparate", dice el técnico de SEO/BirdLife.

"En general es una norma muy ambigua y muy en mano de las comunidades autónomas", dice Luis Suárez. "Pero permitir la suelta de especies invasoras es una barbaridad". "Entendemos que tiene que haber coherencia entre política y lo que digan los científicos. Pero no pueden dejarse al margen los criterios científicos y que sean sólo los criterios políticos los que decidan", afirma Miguel Ángel Hernández, responsable de Conservación de Especies de Ecologistas en Acción.

Otro de los cambios normativos que preocupa a los expertos es la exclusión de todos los galápagos americanos, a excepción del de Florida, el que más se ha extendido por la naturaleza y que atesta las lagunas artificiales de los parques de toda España o el jardín invernadero de la estación del AVE de Atocha en Madrid.

La eliminación del listado de especies invasoras potenciales implica que desaparece de un plumazo el control de cerca de 80 especies de galápagos de los géneros 'Pseudemys', 'Trachemys' y 'Graptemys'. En el catálogo de la nueva norma sólo aparece el citado galápago de Florida (Trachemys scripta), cuya venta estará prohibida a partir del 1 de diciembre de 2013, según el documento. "Se prohibirá la venta de esta especie, pero las pajarerías podrán vender cualquier otra", opina Nicolás López, de SEO/BirdLife. "En lugar de haber galápagos con una franja naranja en el cuello, la tendrán de color amarillo, pero el riesgo es el mismo", asegura.

Según un documento de la Comisión Europea llamado 'Hacia una estrategia de la UE sobre especies invasoras', las principales vías de entrada de especies foráneas "están relacionadas, directa o indirectamente, con el comercio". El mismo texto cifraba las pérdidas derivadas de la presencia de invasoras en Europa en cerca de 13.000 millones de euros en 2008. Pero la Comisión Europea añade que "no hay duda de que los costes se han subestimado. Si se tiene en cuenta que muchos países empiezan ahora a documentar y registrar costes y efectos, el coste económico real será mucho mayor".

Otros casos llamativos que contiene la futura norma son los relativos al cangrejo rojo, el visón americano o el siluro, un pez asiático de agua dulce que puede alcanzar más de dos metros de longitud y 100 kilos de peso.

El cangrejo rojo (Procambarus clarkii) queda incluido como especie invasora, pero excluye a los ejemplares destinados a la industria alimentaria, de donde proceden los individuos que hay en libertad. Y algo parecido ocurre con el visón americano. La norma lo declara invasor en toda España, pero dice que no se autorizarán nuevas explotaciones en provincias que sean área de distribución del visón europeo. Lo que no sólo permite que continúen las explotaciones actuales, si no que no cierra la puerta a futuras granjas en regiones donde no haya visón europeo, aunque sean frontera con otras donde sí lo hay.

El siluro (Silurus glanis), de gran interés para la pesca deportiva, está en el catálogo de invasoras, pero el texto deja en mano de las Comunidades Autónomas su "gestión y control" en los lugares donde ya esté presente, pero no obliga a su erradicación.


Noticia vista en elmundo.es

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