03.01.2010 -
JOAQUÍN ARCE FERNÁNDEZ
DIRECTOR GENERAL DE POLÍTICA FORESTAL Y MIEMBRO DE LA MESA FEDERAL DE LOS VERDES
El monte, arbolado o desarbolado (matorrales y pastizales), ocupa el 70% del territorio de nuestra región. Produce bienes públicos imprescindibles para la vida. Y rentas y empleo para el medio rural. Sufre amenazas como los incendios forestales, la erosión, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y el cambio climático. Su gestión sostenible es necesaria desde los puntos de vista medioambiental, económico, social y cultural. La política forestal de Asturias, desde hace varios años, se apoya en dos documentos básicos: la Ley 3/2004 de Montes y el Plan Forestal de Asturias.
La Ley 3/2004 regula los montes públicos y privados, las principales actividades forestales (planificación, ordenación, aprovechamientos, cambios de uso y especies, prevención de incendios, fomento forestal, uso social del monte, régimen sancionador, etcétera). Fija como objetivos proteger, conservar y aumentar los montes, su biodiversidad y valores naturales y culturales y conseguir una gestión sostenible que mejore la rentabilidad del monte.
El Plan Forestal de Asturias establece unos programas concretos de actuación: conservación de nuestra riqueza forestal y medioambiental, explotación ordenada de la misma, uso social del monte y defensa frente a incendios, plagas y enfermedades. También contempla unos presupuestos para desarrollar el plan y cada unos de los programas. Y un modelo forestal, en el que se fijan los objetivos de superficie de cada una de las especies principales, protectoras o productivas, existentes en nuestra región (castaño, otras frondosas autóctonas, pinos y eucalipto), de los pastizales y los matorrales. Con este modelo se pretende conseguir la necesaria diversificación forestal que evite riesgos sanitarios, plagas o incendios; mantener la biodiversidad, los ecosistemas y el rico paisaje de mosaico de prados y bosques, típico de nuestra región; y apoyar a la ganadería extensiva favoreciendo la conservación de los prados y pastizales y la utilización ganadera de los montes. Ambos documentos, en la mayoría de los aspectos, responden muy bien a las características y necesidades de nuestra región y a la sostenibilidad a largo plazo de los sectores forestal y ganadero de Asturias. Y son la referencia básica para las políticas públicas y proyectos forestales que se desarrollan en nuestra región.
Para seguir perfeccionando esa regulación y planificación y aumentar el potencial de creación de empleo y rentas de los montes hay varias áreas en las que es preciso profundizar más y desarrollar nueva normativa y actuaciones. Ese es el objetivo prioritario para esta legislatura. La primera de estas áreas, y la más urgente, es la prevención de los incendios catastróficos o de alta intensidad, ligados al cambio climático y a las masas de cultivos forestales continuas y uniformes, como los ocurridos en Galicia en 2007, en varias regiones de España los últimos veranos, y en California, Portugal, Grecia y otros países.
No podemos mirar para otro lado, debemos aprender de lo ocurrido en otros lugares, adaptarnos a los cambios climáticos y medioambientales que llegan a gran velocidad y preparar nuestra normativa y nuestros montes para que esas catástrofes no ocurran o tengan el menor impacto posible. Para ello es preciso conseguir masas arbóreas más estables, estructuradas y de mayor diversidad, menos vulnerables a los incendios.
Con este fin, las consejerías de Presidencia, Justicia e Igualdad, competente en extinción de incendios, y Medio Rural y Pesca, encargada de la prevención, han elaborado una estrategia de prevención y extinción de incendios forestales. Y la Consejería de Medio Rural y Pesca trabaja en la elaboración de una propuesta de medidas urgentes de prevención de incendios y de nuevas repoblaciones forestales. En esta nueva norma se detallan las especies autorizadas para las nuevas plantaciones forestales que se hagan en nuestra región. Se establece una regulación de la plantación de eucaliptos para evitar que se superen las superficies fijadas en el Plan Forestal de Asturias. Y se apoya con ayudas la mejor gestión, la certificación y la prevención de incendios en las masas existentes de esa especie. Asimismo, se establecen normas para mejorar la seguridad de personas y bienes frente a los incendios forestales en la zona de transición entre los núcleos rurales y los montes y se fijan distancias preventivas de las nuevas plantaciones con respecto a los pueblos, edificaciones y caminos, así como otras normas en relación con los incendios y el uso del fuego. La segunda actuación, que requiere ser reforzada legalmente y que tiene un carácter más estructural y a medio y largo plazo, es la clarificación de la propiedad y la agrupación de los propietarios privados de los montes en Unidades de Gestión Forestal de dimensión adecuada, en aras de una mejor gestión que favorezca la ordenación de los montes, la certificación forestal, la rentabilidad y la racionalidad de las explotaciones.
Los productos del monte son renovables y pueden ser una fuente sostenible de materias primas como la madera, los pastos y otros muchos productos y contribuir al mantenimiento de lo equilibrios ambientales básicos de la vida. Pero para ello es necesaria una gestión ordenada de superficies muy amplias, algo que en muchas zonas de Asturias, debido al minifundismo, al abandono, los problemas de propiedad y a la desvinculación de muchos propietarios con el monte, no es posible. La agrupación de los montes es también el mejor camino para convertir los montes asturianos en un verdadero pulmón económico y aumentar la inversión privada en los mismos, la generación de empleo en el sector de la selvicultura y la madera y las rentas de los propietarios. Por último, la investigación y la certificación forestal también deben merecer un especial esfuerzo esta legislatura.
Investigación, cuyas líneas principales son la selección de las plantas a utilizar en las repoblaciones, la mejora fitosanitaria del castaño, los pinos o el eucalipto, la utilización de la biomasa forestal residual con fines energéticos y el fomento del uso de la madera con nuevas aplicaciones y productos. Tres proyectos ejemplifican el esfuerzo en I+D: el Programa de Investigación Forestal del Servicio de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), el Centro Tecnológico Forestal y de la Madera y el Plan Estratégico del Castaño.
Y certificación forestal, que impulsa la gestión sostenible y aumenta el valor y los mercados de los productos forestales. Para desarrollarla se incrementarán el número de hectáreas certificadas, se simplificarán los trámites, se implantará en colaboración con los empresarios del sector la cadena de custodia en la transformación de la madera y se dictarán normas de contratación pública verde.
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