El grupo Ence, el primer productor europeo de pasta de celulosa de eucalipto, solicitó la construcción de una planta de biomasa en As Pontes. La iniciativa, que se enmarca dentro del concurso que lanzó la Xunta para regular este tipo de infraestructuras energéticas y que se podría resolver en las próximas semanas, supondría una inversión de aproximadamente 20 millones de euros y crearía cerca de 200 empleos, 20 de manera directa. Además de en Ferrolterra, la empresa también pidió al Gobierno autonómico levantar factorías de similares características en otras dos localidades de Galicia, una de ellas, Pontevedra, donde la compañía ya cuenta con instalaciones.
La planta de Ence para As Pontes tendrá una potencia de 10 megavatios, la máxima que hasta el momento permite el Gobierno gallego, desde que en junio de hace dos años la Xunta limitó la capacidad de estas centrales que hasta entonces se regía por la normativa básica del Estado. La localización de la infraestructura en la villa minera puede considerarse estratégica, ya que, se encuentra en el núcleo de la industria forestal gallega. De hecho, el grupo empresarial ya posee en Ortigueira una plataforma logística donde almaneca parte de la madera de eucalipto para abastecer la celulosa que tiene en Pontevedra. Además, el puerto exterior de Ferrol podría suministrar materia prima a la planta en el caso de que la necesitase.
En el caso de que la Xunta autorice a Ence a ejecutar la infraestructura energética en As Pontes, la ubicación más probable sería en Penapurreira. Uno de los motivos es que allí se está implantando una industria para revalorizar los residuos forestales y convertirlos en combustible ecológico que se podría quemar en la planta de biomasa. Pero también porque el polígono industrial contará en el futuro con suministro de gas natural, que puede funcionar, al menos en un 10%, como materia prima alternativa para la planta.
¿Cómo se genera energía eléctrica a partir de la biomasa? En principio, la legislación solo permite el uso de los restos de las talas (hojas, ramas y corteza) para la combustión en ese tipo de plantas. Esquemáticamente, el proceso comienza con el astillado de los residuos forestales, después se envía a la caldera donde se calienta el agua que posteriormente acciona un generador. Por último, la energía producida se vuelca a la red eléctrica general.
En un futuro, estas instalaciones se podrán alimentar de la propia madera de los bosques. Para ello, la Consellería de Medio Rural debe desarrollar un decreto que regule los cultivos energéticos. Es decir, pequeñas zonas de monte donde los árboles que se planten estén destinados a abastecer a las plantas de biomasa. Según los cálculos del sector, las talas se realizarían cada cuatro o cinco años y en esas áreas la concetracción forestal sería superior a la habitual con lo que los propietarios de los terrenos conseguirían mayores beneficios.
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