02 junio 2011

Campeones en la carrera forestal

visto en lne.es

FERNANDO GRANDA El árbol es nuestro pulmón más natural, es a la vez nuestro mejor barómetro y también nuestro mejor visor del futuro. Lo vengo sosteniendo desde hace tiempo y habitualmente cuando hablo del árbol cuento que una vez le comenté a un campesino que había liquidado su cuadra por los incentivos ofrecidos por la Unión Europea, en aquellos tiempos, Mercado Común, por qué no se plantaban árboles en las tierras que ya no se emplearían para el forraje del ganado. La contestación fue lacónica: «Dan mucho trabajo». Bueno, precisamente lo que falta, se puede razonar ahora.

En este Año Internacional de los Bosques nuestro país saca buena nota. La FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, señala a España como el país europeo donde más aumentaron los bosques durante los últimos años. Teniendo en cuenta que Asturias es parte de las regiones más verdes y con mayor extensión forestal, estamos de enhorabuena. Claro que a pesar de esta buena noticia es necesario introducir matizaciones o tener en cuenta las versiones de los diversos estamentos implicados en cuestiones forestales y la de expertos en la materia. Cal y arena.

Distintas asociaciones ecologistas señalan que gran parte de los terrenos dedicados a bosque está ocupada por eucaliptales, pinares y choperas, cultivos cuyo fin es la producción de pasta de papel y madera, principalmente. Lo que intrínsecamente no es malo salvo en el caso preciso del eucalipto por ser muy agresivo con el resto de las plantas (son capaces de eliminar la vegetación colindante) y con el medio ambiente, aunque su fibra torcida es de gran utilidad para sanear terrenos pantanosos. Lo dice hasta la Real Academia de la Lengua.

En el otro extremo se encuentran los propietarios de bosques y los grandes consumidores de madera para la fabricación de papel y para la generación de energía por biomasa. Cuentan precisamente con el plan forestal del Principado que, en sesenta años, intenta incrementar en 9.000 hectáreas la extensión del eucalipto y que va tan adelantado que ya ha cumplido el objetivo previsto para dentro de veinte años. Según datos publicados por LA NUEVA ESPAÑA, al menos una decena de municipios tiene un ochenta por ciento de su masa forestal poblada por esta especie procedente de nuestras antípodas.

Los datos que anuncia la Sociedad Española de Ciencias Forestales ponen de relieve la gran función que ejercen los bosques en la fijación de dióxido de carbono (CO2), que cifran en más de un 23 por ciento. Dice la SECF que los bosques de nuestro país absorben cada año 87 millones de toneladas de CO2 y apunta a que sería conveniente prepararlos para que sean menos sensibles al cambio climático y aumenten la fijación de emisiones de este dióxido. Por eso es tan necesario plantar árboles y de diversas especies, sobre todo autóctonas.

Asturias, décima comunidad en superficie, ocupa el sexto lugar en extensión forestal y 65 de sus municipios tienen más del cincuenta por ciento de su territorio como zona forestal, un porcentaje magnífico si se diversifica en especies. Pero es conveniente destacar que la protección del bosque no equivale solamente a la implantación de medidas restrictivas, algunas que impiden el desarrollo natural de las arboledas, su limpieza o el aprovechamiento de su riqueza por los habitantes de su entorno. Es necesario impulsar la creación de bosques, lo que redundará en la conciencia colectiva de sus beneficiarios. Son nuestros pulmones colectivos más naturales. Si la Academia Nacional de Ciencias estadounidense advirtió del riesgo de la pérdida de biodiversidad para nuestra calidad de vida, Federico Fellini sostenía que «nuestros sueños son nuestra única vida real». Por tanto propongo soñar con enseñar a las personas a conocer el bosque, a interpretarlo y, como consecuencia, amarlo.

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